El pasado sabado 2 de abril se llevó a cabo en la Escuela Técnica el homenaje en conmemoración del Día del veterano y los caídos en la Guerra de Malvinas. Primeramente, en la plaza Garibaldi, se hizo la ofrenda floral al moumento de Malvinas por parte de autoridades del ejército. Al mismo tiempo, las fanfarrias de la Banda ejecutaba el Himno a las Malvinas por las calles de la ciudad.
El acto, estuvo encabezado por el intendente Gonzalo Peluso, el presidente del Concejo Deliberante, Lisandro Hourcade, concejales, parte del gabinete municipal y representantes de instituciones.
Seguidamente se dio paso a la palabra religiosa del Padre Alfredo, llamando a la reflexión y a la memoria. También hizo uso de la palabra Patricia Madrid, Inspectora Jefe Distrital de Educación, para culminar luego con el testimonio del ex combatiente Daniel Alberti.
Hay que destacar también a quien estuvo en el conflicto bélico, pero desde el emblemático Buque Gral. Belgrano, y que fuera hundido por un submarino inglés. Estamos hablando de Ernesto Haedo y por supuesto para él también su merecido homenaje desde este humilde espacio. Una persona cálida con quien tuvimos la oportunidad hablar el año pasado en una nota imperdible.
A continuación, parte del mensaje que todos los años, Daniel Alberti, ofrece muy sentidamente a la comunidad de Magdalena.
Daniel Alberti: “Se luchó contra el frío y el hambre…”
“Es un día muy especial, en muchos aspectos. Malvinas no empieza el 2 de abril ni termina el 14 de junio para los ex combatientes. Los que quedaron están en la memoria permanente de todos nosotros. Los que volvimos los tenemos presentes cada día. La guerra no terminó, siguió dejando muertos. 649 a custodia en las heladas aguas del Mar Atlántico o en la turba fría en Malvinas. Algunos las recuerdan desde sus tumbas en el continente, que no pudieron sobrellevar la posguerra. Son más de mil. Nosotros los que volvimos tenemos el honor y el orgullo de tenerlos presentes. Hay 123 tumbas que dicen «soldado solamente conocido por Dios» y no es así. Llegaron con un nombre, llegaron con un sueño, llegaron con la intención de defender una parte de nuestro suelo, en una guerra que no elegimos pero si la tuvimos que pelear.
Vimos muchas cosas. Vimos hombres llorar como chicos y vimos chicos pelear como hombres. La guerra es así, aflora lo mejor y lo peor del ser humano, está todo junto. Se luchó contra el frío, contra el hambre, contra el inglés, contra los kelper… Hicimos lo que pudimos con lo que teníamos. Peleamos por un país, por una bandera, por un sentimiento. Y ese sentimiento es la patria.
Hay muchas historias para contar de esa guerra que no elegimos pero sí luchamos. Nuestras retinas guardan todas las escalas de grises que se ven en una guerra, teñidas por el rojo de la sangre o el fuego de las bombas. Nuestra piel grabó el olor de la suciedad y el frío de la nieve. En nuestros oídos aún retumba el caer de las bombas, el zumbar de las esquirlas, las balas rasantes. Y seguimos, porque siempre había que seguir. Nuestro estómago sintió hambre y lo solucionamos como pudimos. No sabemos de dónde sacamos la fuerza. No sabemos si somos tan valientes como nos creen, pero sí que tuvimos la actitud para seguir. Los excombatientes pasamos muchos momentos de olvido, marginación, dolor. Fuimos los chicos de la guerra, los locos de la guerra. Escondidos y olvidados. Hoy la sociedad a veces nos abraza, nos contiene, nos dice ‘acá estamos’. Lo sentimos en cada charla que tenemos en una escuela, en algún reportaje de radio, en ese sentimiento más profundo que es el abrazo sincero.
Malvinas es una herida abierta, como dicen. Quizás no sangre, pero aún duele. La sobrellevamos en el día a día con orgullo, con la dignidad, pero sobre todo con la memoria de quienes quedaron, los verdaderos héroes de esta guerra. Nosotros somos ex combatientes, podemos dar el testimonio que quieran, podemos mirar a la sociedad a los ojos y decirles ‘yo estuve ahí, yo hice lo posible’. A veces es difícil encontrar las palabras para decir lo que uno siente, hace unos días vengo pensando ‘¿Qué les digo? ¿A qué me enfrento?’. Solo puedo decirles gracias por acompañarnos en estos momentos. Quizás no entiendan todo lo que pasa un ex combatiente, quizás piensen que lo podríamos haber hecho mejor. Teníamos 19 años. A la edad de las ilusiones y los sueños nosotros peleamos por un país. Y ese país no son fracciones, ese país estaba entero y con una sola bandera, la nuestra. Ese trapo que nos cobijó, nos abrigó y nos acompañó durante toda la guerra.
No podemos olvidar, no podemos seguir pensando que se podía haber ganado, era imposible. Imposible porque eran superiores, eran más. Pero eso no niega el derecho y el concebir de Malvinas. Por historia, por geografía, por tradición. Y hoy la paz nos sigue dando la razón.
Hace pocos días la ONU dijo que nuestra plataforma submarina es más grande de lo que pensábamos. Malvinas estaba dentro de nuestra plataforma antes, y ahora mucho más. Y no costó una sola vida. Ese es el camino, no debemos abandonarlo, por los que volvimos, por los que quedaron y por las generaciones futuras. Estar aquí como estoy se lo debo a muchas personas, familia, amigos y a una persona en especial, que es la madre de mis hijos.”
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