Hace pocos días, más precisamente el pasado 14 de mayo cumplió 60 años esta querida institución que tantos profesionales forjó a lo largo de estos años. Desde este humilde espacio queremos saludar en este cumpleaños y recordar lo que fue la fiesta de los 50 años y destacar a los primeros egresados.
La Técnica se vistió de historia
El pasado 19 de mayo la Escuela Técnica N° 1 celebró sus bodas de oro, una fecha muy sentida para muchos y tan esperada por tantos. El Teatro Español, fue el escenario apropiado y se vistió de historia para revivir momentos y recuerdos inolvidables a lo largo de estos 50 años cargados de emotivos relatos. Fue en el año 1962 cuando se inauguró esta escuela, que funcionaba primeramente en la vieja escuela 12. Así comenzó. Luego, con el esfuerzo de muchos vecinos del partido se logró llegar a que Magdalena tenga una escuela técnica. Hoy, se celebró, como se merecía. Con el reencuentro de ex alumnos, ex profesores y ex directivos que juntos, recordando anécdotas que seguramente estaban guardadas muy dentro de sus corazones.
Uno a uno, desde los primeros egresados, allá por el ´67, directivos, profesores y comunidad educativa desde sus comienzos, recibieron su merecida distinción. También, la palabra, de quienes sintieron la escuela como parte de su vida. Y quien no?
Seguramente, de ahora en más, esta fecha será recordada por todos los magdalenenses y estará marcada en el almanaque de la historia. Historia que no debemos olvidar y que “muchos” lamentablemente se perdieron de ese emotivo reencuentro, de ese eterno abrazo, de esa lágrima derramada por los que no están y tantas otras cosas más.
Cabe destacar a la comisión organizadora de los festejos del Cincuentenario. Todo estuvo a la altura de la celebración. Sabemos que no es tarea fácil involucrarse, pero este grupo de personas actuó dejándose llevar por el corazón, único motor capaz de reunir todos los sentimientos juntos.
“Cuando Emilio vuelva se sentirá orgulloso de nuestra labor”
Alejandra Richero
“Hoy me toca ocupar un lugar que sin duda le corresponde a mi querido Director Emilio Torchia. Gracias a Dios me ha tocado también un equipo directivo de lujo, Mercedes, Jorge, Ricardo, los cuatro, con una meta en común, velar por nuestra escuela cada uno desde su función para cuando Emilio vuelva se sienta orgulloso de nuestra labor”. También destacó la labor de la comisión de los festejos y agradeció a su vez la colaboración de Nestlé, el Regimiento C8 y la Municipalidad de Magdalena. Seguidamente, leyó un texto extraído de la página oficial del facebook de la Escuela: “… Una vez en lo de José L. Podestá, ambos tendríamos entre 8 y 10 años, alguien me comentó, tal vez él mismo, que algún lugar del pueblo había o iba a haber un taller para enseñar cerámica a chicos y chicas para trabajar a la fábrica Celtia. Si mal no recuerdo, también me dijo que mi papá tenía que ver algo en el asunto, poco después mi padre andaba con unos sobres membretados mas o menos así…. “Comisión Pro Escuela de Artes y Oficios”, luego, en otros sobres la leyenda decía: Comisión Pro creación Industrial y de cerámica de Magdalena. Juan Felipe Hernandorena era su presidente, Don Abel Ezquiaga era de la partida, mi viejo era vocal o de relaciones públicas, algunas veces, muy pocas había visto semejante entusiasmo por una actividad. Había mucha gente más y se reunían en el almacén de Cola Guarella a jugar al mus y al truco. Eran muchos más de los que yo pueda recordar los que apoyaron la idea del modo que supieron hacerlo. Cuando aún no había llegado al pueblo la corriente alterna, cuando el agua corriente era una utopía, la electrificación rural una quimera y los desagües cloacales no eran cosa pública; cuando nuestro país soñaba como ahora con una plena industrialización, en esos tiempos, aquellos tipos contra todo obstáculo hicieron que Magdalena el 14 de mayo de 1962 tuviese una escuela técnica funcionando. En esa escuela hice mi secundario, mucha más gente la sostuvo funcionando, algunos dedicaron toda su vida activa a la permanencia de aquel proyecto como alumno o como profesional. Siento el orgullo de haber tenido docentes y compañeros que desde una escuela técnica me prepararon para la vida. (Hugo Viviani – Promoción 1970)
“Recuerdo a mi padre cuando iba en su forcito”
Dr. Carlos Viviani
“… estoy viviendo en Tandil ejerciendo mi profesión de médico, soy nacido y criado en Magdalena y como mi hermano escribió en facebook el recuerdo de aquella época cuando no había asfalto, cuando nos decían los saperos que me daba mucha bronca por cierto. Y como han pasado los tiempos, como esas ideas que tenían nuestros viejos pudieron plasmarse. Recuerdo a mi padre cuando iba en su forcito, él era médico y tenía que hacer un parto y por ahí toda la noche tenía que estar fuera de casa. Y dentro de esa charla de amigos surge la idea del colegio de artes y oficios. Todas estas charlas, uno las tiene grabado en su memoria, como tiene memoria para esto que estamos viviendo ahora que es no perder justamente la memoria. Cuando una sociedad, un pueblo, es capaz de recordar a sus pioneros, ese pueblo, está muy bien. Muchas Gracias”.
“Esta escuela es un bastión dentro de la educación”
ex director Juan B. Oliveros
“…. Cuando nos llamaron desde la dirección de enseñanza técnica y nos preguntaron ´se animan a empezar?´ le dijimos que sí. Y ahí empezamos. El taller ni existía, pero contamos en ese momento con una persona que hoy está presente acá que fue quien realizó la tarea de levantar el primer taller de la escuela técnica, me refiero a Francisco Seibane. Después vino la nueva escuela y quiero aquí pedir un sincero y profundo homenaje a quien fue un pionero y se destacó por hacer todos los trabajos inherentes para que la escuela funcionara y cobrara cuerpo, me refiero al Dr. Mariano Viviani. Hoy a 50 años de aquel acontecimiento me enorgullece haber pertenecido a esta escuela que hoy es un bastión dentro de la educación. A todos muchas gracias y será hasta el próximo cumpleaños de la escuela, si es que estamos con vida.
“Estos pioneros deben quedar en la historia de Magdalena”
Fernando Carballo
“… Que un amigo de mi familia como lo es Oldemar Fernández me entregue un presente, que fue parte de los docentes que tuve cuando pasé por la escuela me enorgullece enormemente. Tampoco me quiero olvidar de las palabras de la secretaria, de que Torchia esté aquí con nosotros. Pero tampoco me quiero olvidar del fin que tuvo siempre esta escuela que fue la de insertar a jóvenes en distintas industrias. Vaya si lo fuera, Carlos Casagrande, alumno, docente, y hoy gerente de una empresa multinacional. Por eso saludar a todos y transmitir unas sentidas palabras. Algunos cuentan que en el año 1960, en el bar de Cola Guarella una mañana se juntaron 4 personas a tomar un vermout y a jugar a las cartas. Estaba el Dr. Pepe Landa, Domingo Amondarain, Juan F. Hernandorena y Perico Ondarcuhu. Ese día decidieron hacer una convocatoria a otros vecinos para crear un club vasco. De a poco esa idea del club vasco le dio paso a otra, la creación de una escuela técnica. Y otro sector pedía por una escuela agraria, asi fue que se hizo una votación y ganó la escuela técnica por un voto. Esto es un poco el resumen de cómo nació esta escuela. Por eso esta historia como decía Carlos Viviani, a nosotros en Magdalena tenemos que tener en cuenta y aprovechar estas oportunidades para decirnos que el valor más importante que tenemos es nuestra historia, es nuestro pasado. Y les quiero decir que esta historia la conversé hace pocos días en la inauguración de una etapa de la escuela agraria, como decía uno de sus fundadores don Domingo Amondarain que él siguió trabajando con vecinos de Bavio y que también se creó hace más de 30 años. Así que esa idea original de todos ustedes que pensaron por nosotros, escuela técnica o escuela agraria, la historia nos da que fue la escuela técnica y que fue la escuela agraria y que sus pioneros deben quedar en la historia de Magdalena por haber construido semejante magnitud de educación para todos nosotros. Y por supuesto para ir terminando el otro gran sentimiento que tengo por lo que escuché a todos ustedes, dedicarles un párrafo especial a la comisión de festejos, que durante todos estos meses lograron el encuentro de los docentes y ex docentes, de alumnos y ex alumnos, se reunieron con una sola pasión, con las mismas ganas que tenía aquella cooperadora fundacional para regalarles a todos ustedes el trabajo que han hecho entre todos. Por eso a todos los que trabajaron en este festejo quiero felicitarlos y decirles que me siento feliz y un poco con vergüenza ver algunos profesores míos que cuantas veces me mandaban con los trabajos para atrás, Carlos Casagrande, Hugo Delnero, Juan Carlos Guarella. La vida hace que nos encontremos todos en un solo lugar, festejando. Tan malo no habré sido, sino no hubiese llegado, así que les agradezco a todos aquellos que me enseñaron tantas veces para que las pueda aprender y ser parte hoy de estos 50 años de historia.
“… Que un amigo de mi familia como lo es Oldemar Fernández me entregue un presente, que fue parte de los docentes que tuve cuando pasé por la escuela me enorgullece enormemente. Tampoco me quiero olvidar de las palabras de la secretaria, de que Torchia esté aquí con nosotros. Pero tampoco me quiero olvidar del fin que tuvo siempre esta escuela que fue la de insertar a jóvenes en distintas industrias. Vaya si lo fuera, Carlos Casagrande, alumno, docente, y hoy gerente de una empresa multinacional.” Para finalizar el intendente, después de hacer un breve repaso histórico de los comienzos de la escuela, felicitó a la comisión de festejos: “ Por eso a todos los que trabajaron en este festejo quiero felicitarlos y decirles que me siento feliz y un poco con vergüenza ver algunos profesores míos que cuantas veces me mandaban con los trabajos para atrás, Carlos Casagrande, Hugo Delnero, Juan Carlos Guarella. La vida hace que nos encontremos todos en un solo lugar, festejando. Tan malo no habré sido, sino no hubiese llegado, así que les agradezco a todos aquellos que me enseñaron tantas veces para que las pueda aprender y ser parte hoy de estos 50 años de historia.”
LOS PRIMEROS EGRESADOS
Tres personas, tres vidas, tres historias, una sola escuela
Apolinario Sívori; Jorge Ondarcuhu y Juan Carlos Guarella son los primeros egresados (junto a Héctor Pallero y Faggioli, ya fallecidos) que tuvo la Escuela Técnica de Magdalena en el año 1967. A 50 años de su primer día de colegio, ellos siguen manteniendo esos recuerdos que tanto tuvieron que ver para el crecimiento de la institución. Entre risas, lágrimas, emociones y café de por medio nos encontramos en el domicilio de Ondarcuhu para realizar esta entrevista y revivir como fueron los comienzos de la escuela, los profesores, los compañeros que ya no están, el grupo de gente que tanto hizo por la institución como la creación de la residencia estudiantil, el viaje de egresados, el pro, la contra y la comparación de la exigencia que tuvieron ellos con la actualidad. Este año la escuela cumple 50 años de vida y seguramente en la celebración serán merecidamente homenajeados.
Jorge Ondarcuhu, se inició en la Escuela Técnica Industrial el 14 de Mayo del año 62. Cursó todos sus estudios secundarios hasta el año 1967que se recibió. Luego al año siguiente comenzo a trabajar en la institución, en el mismo lugar donde había estudiado, desempañándome como profesor hasta que se jubiló hace algunos años. Toda una vida entregada a esta escuela.
Apolinario Sívori – Oriundo de la localidad de Bavio. Es el primer anotado que tuvo la escuela. No pensaba estudiar pero al tener unos tíos en Magdalena que le comunicaron de la creación de la escuela, eso influyó mucho para que él se decidiera seguir estudiando. Dejó de trabajar para venir a estudiar a la ciudad. “Me venía en tren de Bavio a Magdalena, cargaba la bici para luego hacer esos kilómetros desde la estación hasta la escuela” expresó muy emocionado. Una vez recibido trabajó en varias empresas como Nestlé, Bienestar Social, y ahora se dedica a cosas particulares.
Juan Carlos Guarella – Hizo la primaria en la Escuela 12 y cuando sale a la luz la posibilidad de que se creara la Escuela Técnica, con su familia decidió que iba a estudiar ahí, además el otro tipo de estudio no le gustaba mucho. Estudió y cuando pasós de tercero a cuarto año, junto con Jorge no sabían si iba a haber cuarto año, y gracias a un grupo de gente que fueron los creadores y trabajadores se creó el cuarto año, asi pudieron terminar la secundaria. Luego lo desinaron como profesor de primer año y esa experiencia hizo a que buen se jubilara luego de muchos años de profesión. Para resumir, empezó como alumno en el año 1962 y se retiró en el año 2000 como docente.
– Urbano: ¿Qué recuerdos tienen de esa época de estudiantes?
– A. Sivori: De los primeros días si uno se acuerda porque nosotros empezamos treinta y tres alumnos y después vino la deserción porque algunos abandonaban, o otros que eran mas grandes que nosotros les tocó en esa época el servicio militar. Así fue que en el último año quedamos solo cinco alumnos, tres mecánicos y dos de electricidad. Entonces unificaron las carreras y nos recibimos los cinco de electromecánicos.
– Urbano: Qué fue la vida de los otros dos alumnos?
– A. Sivori: Si quiero recordar a los dos compañeros que fallecieron. Armando Faguioli y el “negro” Pallero. Lamentablemente quedamos solo nosotros tres, que vas a hacer, la vida tiene esas cosas.
– Urbano: Cómo fueron los inicios y cómo se fue creando el establecimiento?
J. Ondarcuhu: Como la escuela no tenía edificio y recién estaba creada iniciamos nuestras tareas en la vieja Escuela número 12 donde hoy funciona la Escuela Especial. Ahí había un edificio que ellos nos dieron el lugar como para poder usar a la noche cursábamos después de las cinco de la tarde- Así hasta la noche, todavía no había actividades prácticas porque no teníamos talleres tampoco. Después en el transcurso del tiempo el Ministerio de Educación nos armó un galpón detrás de la Escuela 12 y nosotros a pulmón le fuimos haciendo todos los pisos y todas las instalaciones, de esa manera pudimos iniciar nuestras actividades prácticas. El primer día de clases en la escuela que fue muy particular porque realmente ahí se conoció la verdad de la gente que había hecho la escuela. Porque acá hay una cosa que hay que recalcar que hoy en día no es frecuente que gente de la comunidad se preocupe por la educación y realice las gestiones pertinentes para crear una escuela, encima secundaria que es mucho más difícil y técnica que es sumamente difícil por los valores que se prestan en el momento.
– J. C. Guarella: Además ese grupo de gente fue de todos los niveles sociales porque no solamente fueron gente con mucho estudio, sino que había gente de campo, gente que en verdad tenía ganas de que hubiera una escuela técnica en Magdalena.
– Urbano: Recuerdos de los profesores?
– J. C. Guarella: Me acuerdo algunas, de algunos profesores, cosas que me quedaron muy marcadas. Lo hemos charlado con Jorge y decíamos que siempre te queda el nombre o el recuerdo de todos aquellos que más te exigieron para beneficio tuyo. Recuerdo que cuando estábamos por el tercer o cuarto año funcionaba en la Escuela 1, funcionaba la Escuela Media y se hacían partidos entre las dos escuelas porque había pica como se dice. Los primeros partidos jugábamos con camisetas prestadas porque no teníamos, después logramos tener camisetas. En eso andaba mucho Manuel Paz, en la parte de deporte siempre nos acompañaba como profesor de educación física.
Después me acuerdo del “gordo” Negri, que era preceptor y de Olivero que era el director que quería que fuéramos a la escuela de corbata. Allá cuando estábamos en quinto apareció Larrañaga que era profesor de dibujo. Me acuerdo que dibujábamos y después nos corregía las láminas con una lapicera roja. Era un sufrimiento porque había que hacer todo de vuelta, el más que la nota quería que vos aprendieras a dibujar.
– A. Sivori: Teníamos un hombre de Tapalqué que daba hojalatería que era Urbistondo que yo inclusive el nos acompaño en el viaje de egresados a Córdoba. Imaginate se nos reía todo el mundo, una escuela con cinco alumnos y bueno el nos acompañó. Otro recuerdo muy lindo es el de la portera, la señora de Eliceche.
– Urbano: En esa época existía el bar de “Macho” Podestá. Seguramente habrán pasado por ahí.
– A. Sivori: Si, no tanto igual. Nosotros íbamos más a la esquina de Brenan y Maipú, que había un Villar gol (Caburé)
– J. Ondarcuhu: Nosotros entramos en el año 62 a la escuela, hasta el 65 que íbamos a cuarto año nosotros lo hicimos en la vieja Escuela 12. Recién el año 66 fuimos al edificio nuevo de Brenan, entonces estuvimos muy poco tiempo como para ir al negocio de Podestá. La gente que estuvo después de nosotros en la escuela si pasaban sus momentos en el negocio y en la plaza de villa.
– Urbano: En esa época se creó la residencia estudiantil?
– J. C. Guarella: Si y ahí estuvo esa gente que tanto trabajo por la institución, que sacó de su tiempo para poder trabajar en esto no podemos dejar de destacar que con el tiempo esa gente se empezó a preocupar queriendo aumentar la matrícula de la escuela. Tuvieron la idea de crear una residencia estudiantil para poder albergar chicos de Pipinas, Verónica, Vieytes, Bavio, que no tenían escuela secundaria y como en un primer momento no había un edificio como para poder desempeñar esa función se utilizó el comité radical. En ese momento fue la dictadura militar y estaban todos los comités cerrados, entonces esa comisión hizo gestiones con el Intendente Municipal y le entregaron el comité radical. Fueron al principio algo de diez o doce chicos, después se fue incrementando hasta que llegó a tener más de treinta chicos. Las camas eran prestadas del regimiento, y así fue funcionando hasta que aproximadamente en el año 73 vuelven otra vez las instituciones a formalizarse para darle apertura a la parte democrática y se le pide a la escuela desalojar el comité. Con esto se creó un problema bastante serio porque no había otro lugar, entonces esta gente que tanto hizo por la escuela se juntó y pusieron de su propio bolsillo dinero para poder comprar lo que hoy es la residencia estudiantil.
– Urbano: Y el viaje de egresados?
– A. Sívori: Si fuimos en tren a Río Tercero Córdoba, en ese lugar había siete hoteles y había uno que tenía un cine donde íbamos a veces. Otra cosa que hicimos en el viaje fueron caminatas, ver los cerros y cosas así, no había mucho para hacer en esa época. Una anécdota del viaje, cuando íbamos en el tren, un tren grande que salía de Retiro con muchos estudiantes, nos preguntaban de dónde éramos y se nos reían porque éramos cinco alumnos egresados de una escuela, no parecía tan normal.
– J. O: Cuando nosotros egresamos se acostumbraba ir a Rio Tercero, ya que era de bajo costo y en hoteles que eran del Estado. Fuimos en tren hasta la estación Alma Fuerte a varios kilómetros de Rio Tercero y de ahí fuimos en micro hasta el hotel. El viaje duro una semana.
– Urbano: ¿La exigencia a nivel educativo como era en comparación a hoy en día?
– J. O: Y yo pude apreciar muchísimo al igual que Juan Carlos, ya que fuimos alumnos, nos recibimos en diciembre del 67 y en Marzo del 68 empezamos a trabajar como profesores. Nosotros tratábamos de transmitir la misma exigencia que nos habían dado a nosotros, y nada que ver era un régimen totalmente más exigente al de hoy. Yo un día cuando daba taller le comentaba a los chicos que si yo aplicaba el régimen que tuve yo como estudiante, habrían la puerta, salían por la calle Brenan y no volvían nunca más. Ya que era muy estricto y había que estudiar en las casas, ponerle horas, no era solamente ir a la escuela como parece que es hoy.
– J.C- Guarella: El otro día hablando con inspectores, me decían que si vos los tratas a los chicos con mucha exigencia les creas un trauma, entonces yo les pregunte a ellos quién se consideraba tener un trauma porque te habían enseñado y educado de esa manera. Cuando empezamos realmente a cursar la parte técnica de las materias específicas, tuvimos la gran suerte de que el director de la escuela nos consiguiera un nivel altísimo de profesores. Eran todos profesores que trabajaban en la destilería de YPF, eran universitarios, y eso nos ayudaba muchísimo. Algo que me acuerdo, que el ingeniero José Izquierdo, que tenía un cargo alto en Astillero Rio Santiago, nos hacía ir todos los sábados a las nueve de la mañana a Astillero para ver cómo se fabricaba el barco y todo tipo de experiencias que uno en una escuela no la puede conseguir. Lo que pasa también es que éramos pocos entonces el trato y el manejo era mucho mejor y más fácil, también la dirección de la escuela nos hacía viajes.
– Urbano: Que mensaje le dejarían al chico que está termina la escuela primaria y tiene que decidir dónde realizar el secundario, porqué elegir la Escuela Técnica?
– A. Sivori: Y la vida cambió mucho, antes nosotros salíamos de la escuela industrial y teníamos como el trabajo asegurado ya que había fábricas, talleres, entonces era una especialidad en la cual vos tenías un trabajo rápido.
– J. Ondaruchu: Yo le diría a los chicos de hoy que estudiar en la Escuela Técnica significa una preparación adicional con diferencia a otras escuelas. Ya que pueden desenvolverse todos los días porque la preparación de la parte técnica te ayuda a desenvolverte hoy en día por ejemplo en el mantenimiento de una vivienda ya que cuesta mucho, la formación hace que vos puedas desempañarte solo en tu casa, indispensable para todos los días. Después para las distintas carreras que te puedan ofrecer para seguir estudiando, quizás no es hoy en día tan diferente a las otras especialidades porque hay muchísimos alumnos que salen de la escuela secundaria con un nivel medio y hoy en día son ingenieros perfectamente, no es como antes. Yo les diría a los chicos que es una buena oportunidad para reflexionar cuando ellos ingresan a la escuela secundaria tomar la técnica como una preparación, ya que les va a servir mucho.
– Urbano: ¿Para ustedes la técnica tiene alguna contra?
– J.C. Guarella: Yo considero que una de las contras es la carga horaria, que hoy por hoy cuesta. Quizás hay chicos que le guste seguir o que le podría gustar en esta escuela pero tiene un adicional que son los talleres. En la conveniencia la técnica te da un plus con respecto a las otras escuelas, pero tiene que gustar mucho.
Nota publicada en revista Urbano abril y mayo 2012
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