Buenos Aires 2018 desde adentro

Durante dos semanas las pantallas de los televisores del mundo estuvieron colmadas por el desarrollo de los 3ª Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018. Afortunadamente tuve la chance de ser parte de semejante evento y quiero compartirles mi experiencia.

Para los que no me conocen me llamo Guido Cetraro, tengo 23 años y soy Periodista especializado en Deportes, o comúnmente llamado Periodista Deportivo, por lo que ser parte de un evento deportivo de esta magnitud era una chance que no podía dejar pasar.

En resumidas cuentas, el proceso previo fue bastante extenso ya que fueron muchísimas las personas que se anotaron para el voluntariado. Para tener una referencia, este «viaje» empezó el 6 de diciembre del 2018 cuando completé el formulario de postulación. De ahí en más fue cuestión de seguir el procedimiento y, sobre todo, de tener mucha paciencia.

Yendo a lo ocurrido en Buenos Aires entre el 6 y el 18 de octubre me sería muy fácil decir que fue una experiencia increíble y posiblemente inolvidable, pero quisiera contar con mayor detalle. En mi caso, estuve afectado al Parque Tecnopolis donde se desarrolló el futsal, el bádminton y el tenis de mesa (vulgarmente ping pong).

El 1er día los nervios y la ansiedad fueron, claramente, los protagonistas. Tras realizar el check-in en donde nos dieron la bienvenida y los vouchers para la merienda y cena me reuní con todo el equipo de voluntarios. Allí nos esperaba Renata, nuestra coordinadora quien nos explicó lo que íbamos a hacer y donde íbamos a estar ubicados.

Siguiendo mi pasión por el fútbol opté por unirme al grupo que estaría en el estadio de futsal donde la capacidad era de 6500 personas. Tras acomodarnos y conocernos superficialmente con mis compañeros empezó el caos. El caos se debió a que el equipo masculino de Argentina iba a debutar ese día por la noche. Como pudimos tratamos de solucionar todos los problemas que se presentaron y que, afortunadamente, nos sirvieron para los demás partidos de Argentina.

Saliendo del trabajo, la experiencia empezó a encantarme y maravillarme a medida que me cruzaba con gente de todos los puntos del mundo, incluso de países que jamas había escuchado.

Mientras toda esa locura ocurría y los días transcurrían, tuvimos junto al equipo mayor confianza entre nosotros que nos facilitaron el trabajo, ya que nos habíamos «adueñado» de la puerta de salida y la manejábamos de gran manera.

Obviamente que me di algunos gustos. Ser parte de un evento así y no disfrutarlo no coincidía con lo que había pensado, por eso es que tras ordenarnos y tener la situación bajo control, ingresé al estadio para disfrutar de algún partido sin importar quien estuviera jugando. Cinco, diez o veinte minutos, no importaba porque lo que estaba viendo era, en parte, por el trabajo que estaba realizando a tan solo 10 metros controlando la puerta de salida.

Cada día que pasaba, los JJOO y su gente me fueron maravillando aún más. Por suerte para mí pude disfrutarlos de gran manera, cumpliendo con mi deber y viendo algunos partidos de futsal.

También tuve días en los que dejé el futsal para trabajar en bádminton. Allí el trabajo era distinto porque estaba dentro del estadio y mi tarea era acomodar a la gente en las tribunas, sobre todo cuando algún colegio o escuela llegaba con más de 30 chicos. El tenis de mesa también fue parte de mi vida olímpica ya que por casualidad tuve que cubrir a una compañera en el horario de la merienda y pude disfrutar del 3er deporte que se desarrollaba en Tecnopolis.

Más allá del deporte y de toda la experiencia que me dieron estos JJOO de la Juventud Buenos Aires 2018, creo que pude sacar varias conclusiones en cuanto a otro aspecto que no tenía tan presente. Si bien no es bueno generalizar, los argentinos solemos ser bastantes conflictivos a la hora de que nos digan que hacer y que no se puede. Esa conflictividad fue la artífice de varios encontronazos entre nosotros, los voluntarios, y los espectadores argentinos que pretendían hacer lo que les plazca.

A medida que fue llegando el final de los JJOO, la nostalgia empezó a crecer ya que, probablemente, muchos no nos volveríamos a ver e incluso difícilmente íbamos a ser parte de otro evento de esa magnitud. Obviamente el día llegó, el 18 de octubre tras la consagración de Brasil en el Futsal Masculino el silencio y la tranquilidad se adueñaron de Tecnopolis y todos sabíamos que era el final.

Al igual que lo reflejado en Instagram, uno queda con muchas ganas de repetir una experiencia así a sabiendas de que los próximos JJOO serán en Tokio durante el 2020.

El certificado de agradecimiento entregado a los voluntarios al finalizar su trabajo.
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