Según la Justicia, idearon una secuencia de estafas a jubilados con el “cuento del tío” en el distrito de Punta Indio.
La historia dice que en una fecha no determinada llegó al pueblo y la ley lo vio sospechoso de delitos de estafa. Así que, los calabozos de la comisaría de Magdalena se transformaron en morada permanente y obligatoria para el “Gitano” Renzo Miguel. Sin embargo, para la investigación judicial que desarrolló el fiscal platense Juan Cruz Condomí Alcorta (UFI Nº 16) allí nació una especie de amistad con el entonces comisario de esa seccional, Marcelo García Ibáñez. Esas charlas, se entiende que reja de por medio, dejaron una huella en la zona, especialmente en la localidad de Verónica, partido de Punta Indio. “Renzo le daba detalles de cómo hacían los hechos”, relató en su declaración ante la Fiscalía la ex pareja del policía, quien se inscribe en la historia no solo como familiar del comisario detenido. También habría sufrido un presunto intento de extorsión de parte de su colega y compañero. A partir de esos datos y luego de investigar cuatro hechos que tuvieron como víctimas a vecinos de esa zona, todos adultos mayores de entre 70 y 85 años, Condomí Alcorta concluyó en que ambos, el comisario y el gitano -así apodado por un presunto vínculo con esa colectividadlideraron una organización conformada también por otras tres personas, que se especializó en estafar o directamente robar tras engañar con la modalidad conocida como “cuento del tío”.
El comisario ya no está en funciones. Fue detenido a mediados de mayo mientras cumplía funciones en una comisaría de Ingeniero Budge. Al gitano tardaron más en encontrarlo. Eso fue la semana pasada mientras intentaba sacar un documento nacional de identidad en capital federal.
Según contó una fuente de la UFI Nº 16, aquella amistad forjada en la comisaría de Magdalena habría dado lugar a una secuencia de delitos ocurridos en abril del año pasado. El día 2, al mediodía, una mujer llamó a la casa de un matrimonio de jubilados de 85 años. Atendió la mujer y se convenció de que la vez del otro lado era amigable y confiable como para entregarle 100 mil pesos guardados en la casa a alguien a quien envió. Un rato más tarde, un intento de engaño en la casa de otra jubilada de 81 años. Luego, lo mismo en la vivienda de un hombre de 70 años. A fines de mes hubo un llamado a otra vecina de 60 años. En esos tres casos, el discurso sobre la necesidad de llevar, con urgencia, billetes ahorrados al banco, no fue convincente y quienes iban a ser víctimas directamente cortaron el llamado o se fueron de casa para evitar el cruce que se iba consumando en una charla telefónica. “Se conocieron en la comisaría pero el policía, según investigamos, los metió en la zona en momentos en que se estaba yendo de la jurisdicción, aprovechando su conocimiento sobre la gente y sus movimientos”, contó un pesquisa del equipo de la UFI Nº 16. Las tareas de ejecución del “cuento”, que siempre se inicia con un llamado telefónico, estaban a cargo de otros dos hombres y una mujer, para quienes el fiscal también pidió la detención, pero no fueron concedidas por la jueza de la causa, Marcela Garmendia. A los conocimientos de la logística criminal, se le sumaron en la investigación judicial, el intento de manejo de resortes internos de la fuerza. Se reproduce en el documento sobre la pesquisa al que accedió este diario, la declaración de la entonces pareja García Ibáñez, la oficial Silvia Córdoba, quien prestaba servicios en el gabinete de prevención de la comisaría de Verónica. “Fijate a dónde te vas a meter. A mí me avisaron a último momento de que venían a esta zona”, le habría advertido el jefe y la mujer habría respondido: “entonces fuiste vos, vos sabías”. Hablaban sobre la estafa de los 100 mil pesos. Ante la frase elusiva de su pareja “si vos ya sabés quién fue”, la mujer le advirtió que “si yo sé quién fue, no voy a parar hasta meterlo preso”. Siempre según la declaración el hombre habría subido la intensidad del lenguaje: “Fijate que si alguien te planta medio kilo de cocaína en el auto, la que va presa sos vos”. Luego, más presión: “me vas a mandar al frente, pensalo bien, estás sola, tenés tres hijos que solo dependen de vos”. Según la investigación, también hay otro presunto intento de lograr impunidad en la comisaría, cuando el comisario ya había sido trasladado, pero la banda de gitanos operaba en la zona. “Si te llega a entrar una denuncia de una estafa o algo así decile a L. (oficial de servicio en esa fecha) que la tome livianita y vos no hagas nada y si podés, sacá carpeta”.
Fuente: www.eldia.com