La historia de Marthina Eyrea Irazú, la primera mujer que manejará un micro en las calles de La Plata

La magdalenense es la única conductora de micros en la historia reciente de La Plata y la primera del nuevo siglo. Con 26 años, su sueño siempre fue «manejar un vehículo de grandes dimensiones» como los colectivos y gracias a la decisión de la empresa Unión Platense estará al frente de una de las unidades que a diario surcan la ciudad.

«Desde los 17 años que saqué la licencia, me la paso manejando. Si no manejaba por placer, lo hacía para pasear. En Magdalena se hace la famosa ‘vuelta del perro’ y eso hacía siempre. Cada vez que estoy un poco pasada de rosca me voy a manejar y vuelvo en ‘modo zen'», cuenta la joven sobre su pasión por la conducción.

Aquel amor por manejar se transformó casi sin pensar en un trabajo, con el tiempo comenzó a dar clases de manejo y a través de ese empleo se le presentó una oportunidad que lo cambiaría todo: «El año pasado, en una clase de manejo que tuve con una alumna, le dije que mi sueño frustrado era manejar algo grande, que quería ser camionera, algo de eso. Y me dijo que había un curso y me pasó el link de Scania que hacía una capacitación para que las mujeres aprendan a manejar vehículos pesados. Me anoté y para mi sorpresa me llamaron».

Más de 5.000 chicas se anotaron en aquella edición, pero solo 1.200 cumplían con los requisitos y entre todas solo una docena fue elegida. «Fue como ganarse el Quini», cuenta ahora riendo y agrega: «En la capacitación de Scania estuvimos desde noviembre un mes instaladas en un hotel y estudiando de 7 a 19 todos los días. Cuando salí, ya tenía todo en orden para tramitar la licencia».

«Cuando fui a hacer la licencia saqué la de camión con tráiler y ya que estaba hice la D3, que es la de micro», explica Marthina, pero agrega que tuvo que tomar valor para hacer su intento de llegar a una empresa de colectivos: «A pesar de tener la licencia no me animaba a tirar CV porque nunca vi a una mujer manejando un micro. Yo siempre me tomo el Unión Platense a Magdalena y un día mandé finalmente el currículum, pensando que no me iban a llamar como pasó con el curso… y me llamaron, no lo podía creer».

Ahora transita un periodo de capacitación que durará entre 7 y 10 días para conocer los recorridos, practicar y adentrarse en los pormenores de su nueva profesión.

Pese a su buena fortuna, Marthina también es consciente de que llegar a este tipo de puestos no es nada fácil para las mujeres. «Lo difícil siendo mujer es conseguir alguien que te preste un micro para rendir y así conseguir la licencia», destaca la joven choferesa y agrega: «A nivel personal, no tengo nadie que tenga un vehículo pesado que me preste y como estoy desempleada no tengo plata para alquilar uno, entonces eso es lo difícil. Siendo hombre siempre tenés a alguien que te preste y si no conocés a una persona que tenga un vehículo así preguntás y seguro te van a decir que sí, por más que no te conozcan mucho. Ahora, si vas siendo mujer el dueño va a decir ‘no, me lo vas a chocar todo’«.

Aunque no es la primera mujer choferesa en la historia de La Plata, sí es la única en actividad y la primera de este nuevo siglo. Blanca Carnevali, en 1997, allanó el camino para que Marthina y otras mujeres se animen a ocupar un puesto como este. Su experiencia, sin embargo, no fue nada buena y tras sufrir múltiples discriminaciones, dejó su trabajo.

La joven de Magdalena, sin embargo, tiene claro que no dejará escapar su sueño así porque sí: «La verdad que no me molesta lo que diga la gente. Al principio me va a dar un poco de cosa tanta tensión. Más que nada por esto de que de golpe me conocen, por ejemplo, ayer fui a hacerme los estudios y el médico me reconoció por ser ‘la del noticiero’. Después me subí al auto, prendí la radio y estaban hablando de mí. Me dan ganas de encerrarme en mi casa», bromea.

«Yo creo que esto va a abrir puertas para que otras se animen. Esta empresa está predispuesta a contratar mujeres y tienen que animarse a presentar su CV y hacer todo el proceso con responsabilidad», señala

Y cierra: «Sé que conlleva una responsabilidad ser la primera porque si yo hago las cosas bien, seguro influya para que contraten más mujeres. Todas las demás empresas seguramente van a estar mirando a ver qué pasa, si está buena la experiencia de contratar mujeres o no… sé que tengo esa responsabilidad».

Fuente: 0221.com.ar

Por Joaquín Menéndez

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