Magdalena Urbana

PABLO DE LEON: DE MAGDALENA A LA NASA

Con los pies en la tierra, pero con su mente en el espacio, hablamos con el ingeniero y su búsqueda constante de llegar a explorar nuevos planetas. Hoy, Marte es su meta y el 2030 sería la fecha elegida. En una apasionante entrevista nos cuenta cómo llegó a ser parte de la NASA y qué sintió cuando aprobaron el diseño de su traje espacial. También nos confesó qué lo motivó a instalar un canal y una radio en nuestra ciudad. Además, nos adelantó que en un futuro le gustaría proyectar algo en Magdalena.

Al cumplirse 50 años de la llegada del hombre a la luna, rememoramos esta entrevista (mayo 2017) al Ingeniero Pablo de León, quien en el día de ayer fuera protagonista de una entrevista para canal 13 realizada por Nelson Castro.

-Urbano: ¿Cómo nace tu pasión por el mundo espacial?

– Pablo de León: Bueno mi pasión por toda la temática espacial empieza desde que era muy chico cuando vi a los astronautas caminar en la luna. Desde ese momento quise tener algo que ver con eso y me interesó la aeronáutica la cohetería y todo eso. Es la realización de un sueño de la niñez y por suerte, o por cabeza dura, pude realizarme profesionalmente en esto.

-U.: ¿Desde esa etapa tenías decidida tu vocación, la ingeniería?

– P: De chico no sabía ni que había que estudiar para dedicarse a esto. Lo de la ingeniería nació después. Lo único que sabía era que quería trabajar con algo relacionado a eso. Estudiar ingeniería espacial fue algo que me nació a partir ya de la secundaria en del industrial, el que hice en Buenos Aires, en cambio ingeniería aeroespacial ya la cursé en Estados Unidos.

-U.: Durante los primeros tiempos, ¿qué representaba para vos Magdalena?

– P: Llegar a Magdalena en realidad fue un accidente, caí de paracaidista como dicen por allá. Fijate como todo se conecta con todo. Cuando yo terminé mis estudios de grado se estaba cancelando el proyecto del cohete y misil Cóndor que era el que yo quería trabajar.  Recién me había recibido y justo era más o menos cuando se estaba cancelando el proyecto del Cóndor que unos meses más tarde, Menem lo cancela definitivamente. En ese momento yo pensé que la cancelación no iba a ser definitiva, un par de años nada más, porque no me imaginaba que un proyecto tan grande y tan importante para el país se iba a terminar cancelando así.  Entonces yo ya lo conocía al ingeniero Martínez que había sido profesor de la Escuela Técnica Nro. 1 de Magdalena (que fue el que lanzó el primer cohete desde la Cañada junto con estudiantes de esa escuela) y charlando con él le comentaba que una de mis especialidades en ese momento era el desarrollo de antenas satelitales, que en ese momento era algo totalmente nuevo en el país, y que tenía interés de poner posiblemente un canal de cable satelital en algún lugar de la provincia de Buenos Aires, mientras tanto que se resolviera este tema con la cancelación del Cóndor y volviéramos a tener un programa espacial.

En ese entonces, en La Plata, que era donde vivía Martinez, ya había varios canales. A mi me quedaba grande, porque yo tenía dos pesos con cincuenta para invertir (risas).  Así que fue que el mismo ingeniero Martínez que me sugirió ir a Magdalena a ver qué me parecía y si había interés, ya que no había canal de cable ese momento.

El único medio que existía en ése momento era el diario El Pueblo (periódico en realidad) que se hacía todavía con los antiguos sistemas de tipografía de plomo, y ese era el único medio de comunicación que había en realidad todo el partido de Magdalena. Y entonces llego yo con esta idea de poner por un canal de televisión, que en ese momento era una cosa completamente loca, ya que no había radios, no había nada, sólo El Pueblo.

Martinez me dice que fuera a hablar con las hermanas Vassena (Gurrucha y Quecha) que eran las bibliotecarias de la escuela técnica y que él las conocía. Me fui a Magdalena nomás (en el Rápido Argentino) y entonces hablé con ellas. Me atendieron muy bien y me recomendaron que fuera ver al director del diario El Pueblo.  El director del El Pueblo me dijo “pero no de ninguna manera en este pueblo eso no va a funcionar, si apenas anda este diario, etc. etc”. El asunto es que Magdalena me había gustado mucho, empecé a conocer gente, y lejos de desanimarme después esa primera visita que tuve, yo sabía que tenía que hacer algo, esperaba que lo espacial se fuera a arreglar, pero sabía que iba a tener un par de años de hacer nada. No me quería volver a Estados Unidos, con lo cual intenté desarrollar en canal el Magdalena.

Entonces empecé una forma de muy pero muy modesta con pocos elementos empezando ser una antena este de fibra de vidrio y material metálico. En ese momento mi capital era mínimo, de hecho, por muchos años fue mínimo. Seguramente los que tienen unos años lo recuerden. Saben que empezó como canal abierto con transmisiones abiertas, y posteriormente bastante más tarde, por cable con múltiples canales, que andaban más o menos.  En la época de transmisiones abiertas teníamos una cantidad de programas locales que hacíamos con escenografías horribles en papel afiche, un micrófono y una cámara para todo el canal, pero mucha fuerza y mucho entusiasmo. Me acuerdo que fabriqué todo para el canal, hasta el transmisor de video. Un día debería escribir un libro sobre aquellos años.

– U: ¿Cómo definirías esta experiencia?

– P: Para mí fue una experiencia increíblemente enriquecedora ya que yo tenía veintipico de años y de repente me encontré con que era director de un canal de televisión. Canal de televisión chiquito y muy improvisado, pero canal al fin. Eso me enseñó muchísimo y me hizo madurar bastante. Ahí aprendí de las responsabilidades que lleva el tener un emprendimiento de esta naturaleza. Ahora, independientemente del trabajo en el canal yo seguí siempre en lo espacial y tratando de hacer cosas en ese campo, que para los años 90, en el país se había cerrado completamente, de manera que empecé a hacer mis contactos afuera.

-U.: Qué podés contar sobre la experiencia de haber diseñado uno de tus primeros trajes en esta ciudad.

– P: Después de haber terminado uno de los cursos que había hecho en Huntsville en Alabama, Estados Unidos surgió mi interés por desarrollar un traje espacial para entrenamiento, y me dieron la oportunidad en Estados Unidos de probarlo. Por supuesto en ese momento yo vivía en Magdalena (más precisamente en Empalme) así que lo hice casi totalmente ahí. Se convirtió no sólo en el primer traje espacial hecho en Argentina, sino en toda Latinoamérica.

Ahí me ayudó una gran cantidad de gente, por ejemplo, Leo Cabezas con los dibujos preliminares, todo lo que fue tornería se hizo en el en el taller de Messina, y también estaba la parte de costura y demás. Un año más tarde volví a los Estados Unidos con el traje ya terminado para hacer las pruebas que fueron exitosas, y bueno ahí empieza de alguna manera mi carrera profesional en Estados Unidos, medio obligado por las circunstancias, porque hasta ese momento mi interés pasaba más que nada por querer trabajar en Argentina en cosas espaciales. Hasta ese momento no tenía intenciones de radicarme los Estados Unidos. Pero pasaba el tiempo y dejó de haber proyectos espaciales en el país, digámoslo de alguna manera el país fue dirigido para otro lado, fue en otra dirección, y este eso hizo que tomara la decisión de terminar emigrando e irme a los Estados Unidos.

-U.: ¿Cómo surge la faceta de la docencia y en qué instituciones educativas te has desempeñado, como la Universidad Tecnológica Nacional?

– P: Bueno en realidad si bien yo di clases en la en la Universidad Tecnológica Nacional sobre la temática espacial, mi trabajo profesional como como profesor universitario empieza estando acá en Estados Unidos de hecho en los últimos 13 o 14 años es cuando parcialmente pasé a dedicarme a la docencia universitaria, además de mi trabajo de investigador de la NASA que es mi trabajo principal como director del Human Spaceflight Laboratory.

-U: En la Argentina formaste parte de varios trabajos (cohetes, trajes) siempre con el objetivo de resaltar la industria nacional (mecánicos, torneros, ingenieros, profesores, doctores, técnicos. ¿Qué balance haces de todo esto?

– P: Tuve suerte de formar parte de varios desarrollos espaciales argentinos, uno de ellos el Proyecto PADE (Paquete Argentino de Experimentos) un grupo de experimentos argentinos que volaron en el Transbordador Espacial Endeavour en el año 2001 o el satélite educativo Pehuensat que lo hicimos en conjunto con la Universidad Nacional del Comahue y lo lanzamos al espacio desde la India, y también en la parte cohetería y otras cosas. Yo considero que la Argentina es un país que en el ámbito regional dentro de Latinoamérica es el más avanzado en lo espacial, no solamente por el conocimiento de sus especialistas sino también por las capacidades técnicas y la infraestructura que posee, con lo cual siempre me interesa hacer cosas en el país, y me gustaría por supuesto hacer mucho más. ¡Si por mí fuera, el Tronador no se lanzaría desde Punta Indio, sino desde Magdalena!

-U.: Hasta que llega el momento de arribar a los Estados Unidos y aquí en la NASA. ¿Cumpliste el sueño del pibe?

– P: Si. Yo te diría que cumplí el sueño desde hace mucho tiempo, porque creo que nadie que me conozca de Magdalena sabe que mi camino no fue sencillo, y que tuve que vencer una gran cantidad de obstáculos para poder llegar a donde estoy. Yo empecé una forma muy humilde, muy modesta, casi sin recursos, y de a poco y a través de muchísimo trabajo y mucha tozudez pude ir venciendo todos los problemas y todos los obstáculos que se me presentaban.

-U.: Que la NASA financie algunos de tus proyectos es de una notoria relevancia. ¿Qué se te pasa por la cabeza?

– P: Como te decía antes, la NASA financia varios proyectos míos, ahora estoy con el desarrollo de un prototipo de habitat para el planeta Marte. Sería una base para las primeras expediciones tripuladas para ése planeta Este es un proyecto muy grande donde trabajamos una cantidad de gente y que yo tengo la suerte de dirigir. Es un proyecto muy ambicioso y para mí tiene una gran importancia en lo personal y lo profesional, y que representa mucho para el futuro de la exploración espacial tripulada, así que de alguna manera es un reconocimiento para mí. Ahora, yo no me olvido de dónde. Tengo los pies bien en la tierra.

-U.: ¿El traje espacial para viajar a Marte representa el desafío más ambicioso de tu carrera?

– P: Si por supuesto. Es uno de los desafíos más ambiciosos y complejos de mi carrera. Contener a un ser humano ante la hostilidad de lo que representa estar en otro planeta es un tema bastante serio.

-U.: ¿Qué podes relatar de tu rol como profesor en la Universidad de Carolina del Norte?.

– P: Bueno en realidad no es en universidad Carolina del Norte sino Dakota del Norte, pero como te decía del 70% de mi tiempo lo ocupo como investigador en el desarrollo en sistemas espaciales, sólo 20% de mi tiempo lo dedico como profesor. El resto, lo dedico a otras actividades, como organizar el congreso espacial en Argentina, y otras cosas afines. Ser profesor creo que es importante porque es necesario transmitir estos conocimientos a las nuevas generaciones, que son las que van a tomarla la posta. Si bien me siento muy joven y soy muy activo, ya pasé el medio siglo, y uno tiene que tener en cuenta que no es eterno, y en algún momento hay que dejarle la posta a otros. Eso sí, ni pienso en jubilarme, así que me van a tener que aguantar hasta el último día.

-U.: Además, sos autor de varios libros. ¿Qué te llevó a escribir y cuáles son tus obras que más destacás?.

– P: Me interesa mucho escribir sobre la Argentina, en particular sobre el programa espacial argentino. De hecho tengo dos libros escritos específicamente sobre la historia de la actividad espacial en la Argentina, con uno que salió hace muy poco tiempo sobre el Proyecto Cóndor, que cuenta la historia de éste cohete, donde su cancelación de alguna manera fue la razón por la cual yo llegué a Magdalena en primer lugar, y en segundo lugar que me llevó a terminar emigrando al exterior.  Hace unas pocas semanas, cuando estuve en Argentina, lo presenté en la Feria del Libro y vinieron amigos de Magdalena (Mónica Ortega y familia) a verme.

-U.: ¿Cómo describís un día tuyo allí en cuanto a las actividades y cómo está compuesta tu familia?

– P: Es difícil. En realidad, no hay una rutina. Paso varios meses del año en el Centro Espacial Kennedy en Florida, el resto del tiempo en Nort Dakota, salvo un mes al año en Argentina. Viajo mucho por todas partes. Tengo la suerte, o la desgracia de viajar demasiado entonces no hay un día típico. Paso todo el tiempo que puedo en mi laboratorio, pero cuando no estoy ahí estoy trabajando en desarrollos probando cosas afuera.

La mayoría de mi equipo son en su mayoría gente joven, ya ingenieros, físicos o especialistas en factores humanos, que están empezado a trabajar, o que están por terminar su maestría o doctorado.

Es un clima de trabajo muy bueno, muy profesional, pero no se trabaja como en Argentina. El clima de trabajo es muy diferente.  No hay relaciones personales durante el trabajo y la gente no sabe nada del otro fuera el ambiente de trabajo. La gente trabaja y nada más, no hay amistad en el trabajo.

No existe la familiaridad que hay en la Argentina donde de repente uno se junta los fines de semana y se come un asado o los invita a su cumpleaños. Eso no existe.

Ahí está un poco el tema de los amigos. Mis amigos son mis amigos de Argentina, mis amigos de Buenos Aires y de Magdalena, pero uno no tiene amigos acá. Yo por lo menos no tengo amigos acá. Mis amigos están lejos lamentablemente.

En cuanto a mi familia acá, está compuesta por mi esposa que es argentina también, y mi hija de siete años, que nació acá, pero tiene la ciudadanía argentina, así que básicamente somos los tres únicos en 15,000 km a la redonda. El resto de los familiares están en Argentina.

-U.: ¿Cómo se siente Magdalena a miles de kilómetros de distancia?

– P: Magdalena la tengo muy presente.  Primero tengo muchos amigos ahí, y en los últimos años gracias a la maravilla de Internet y especialmente Facebook, e-mail, WhatsApp y todo eso uno está mucho más conectado hoy día. Estoy conectado con mis amigos de Magdalena que es gente que quiero muchísimo y que a que lo largo de los años hemos forjado amistades verdaderas y duraderas.

Cuando viajó a Argentina una o dos veces al año, siempre paso por Magdalena y estoy un poco con mis amigos de allá que guardan en mi corazón un lugar muy especial.

Magdalena fue muy importante en mi formación como como persona y nunca la voy a olvidar.

– U: ¿Cómo surgió la idea de instalar una radio y un canal en Magdalena? Contame de ese experiencia.

– P: Cuando yo recién llego a Magdalena nada más existía El diario El Pueblo con una tecnología de hacia como 100 años, y yo venía de afuera con todo este conocimiento que había aprendido de sistemas satelitales y espacial. Quería buscar un lugar donde aplicar esto. Por su distancia con Buenos Aires y la mala esta recepción que había en la ciudad debido a la distancia, el lugar se prestaba, sumado al hecho de no tener video cable es que se me ocurrió que podía empezar ahí.  La radio, FM Ciudad, vino de alguna manera conectada a eso. En Magdalena en ese momento no había otros medios, y el canal 5, a pesar de todas sus precariedades, abrió una era donde hoy en Magdalena hay una cantidad de radios, hay una variedad de prensa escrita, y una oferta menor en televisiva. Esto era absolutamente inimaginable cuando yo llego por primera vez a Magdalena, en donde había un monopolio de un periódico, y nada más. De alguna manera la creación del canal y de la radio comenzó esa explosión de medios de comunicación que sumó voces y permitió la diversidad de opiniones, y que a pesar de que el canal ya no está, todo eso siguió, y continúa hoy.

– U: ¿Tenes guardado ese material?

– P: En cuanto al material si tengo unos cuantos cientos de horas de material grabado, que lo mantuve archivado estos 25 años.

Lamentablemente, éramos tan pobres, como diría Olmedo, que muchas veces regrababa las videocasetes una y otra vez arriba, pero conservé unas cuantas cosas, que se salvaron.

Recientemente me traje todo el material a Estados Unidos, junto con un par de videocaseteras PAL, y empecé a digitalizar el material, y subirlo a un canal de Youtube que se llama Canal 5 Televisora de Magdalena. Ahí voy a ir subiendo todo el material a medida que tenga tiempo, para quien lo quiera ver. Hay muchas cosas interesantes, mucha gente que va a poder reconocerse ahí, y revivir algunos eventos de la comunidad magdalenense que fueron registrados por el canal, así que quiero poner eso a disposición de todos los interesados para que libremente lo puedan utilizar.

– U: ¿Por qué decidiste abandonar ese proyecto?

– P: Bueno al final vendí el canal, porque como te comentaba en un principio la intención era exclusivamente tener el canal unos años, hasta que yo pueda retomar la temática espacial en el país. Finalmente, no pasó y terminé yéndome a Estados Unidos. Lo terminé vendiendo (diría mal vendiendo, porque nunca me lo terminaron de pagar, pero eso es otro tema). Las razones, además de la que ya te di, fue que se estableció otro canal en Magdalena, con una política bastante agresiva, me empezaron a denunciar ante el CONFER, y también empezó a haber mucha competencia de otras radios.  Yo ya había visto como venía la cosa en lo mío, y que Menem no iba a hacer ningún esfuerzo por retomar lo espacial, y el tiempo pasaba y yo quería seguir con lo mío, con lo cual, a partir de ahí, malvendí y me fui al exterior. A los pocos años volví por poco tiempo, pero enseguida me vine definitivamente.

– U: ¿Si tuvieras la posibilidad harías nuevamente una inversión en nuestra ciudad?

– P: Si tuviera la posibilidad me encantaría. De hecho. He pensado varias veces hacer otro proyecto en Magdalena. Recientemente estuve jugando con la idea de hacer otro proyecto.

Pero se me hace difícil poder desenchufarme de los proyectos de acá, porque tengo la responsabilidad de gente a mi cargo, pero si existiera la forma me encantaría empezar un nuevo proyecto, posiblemente un proyecto educativo o cultural me gustaría mucho. Ojalá que más adelante se pueda hacer algo.

Yo siempre digo que tomé agua de la Cañada así que tarde o temprano me gustaría mucho volver, no permanentemente, pero al menos a hacer algo.

– U.: Un gran abrazo y el mensaje para tus amigos de Magdalena que seguramente van a leer esta nota.

– P: Estoy en contacto con muchos de mis amigos, a los que les mando un gran abrazo a la distancia, pero con los que no, les cuento que los recuerdo a todos con mucho cariño y que espero verlos pronto.

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