En la noche del domingo, vecinos de la localidad de Atalaya, fueron testigos de la caída de su querido puente, quizás uno de los mayores patrimonios históricos del pueblo junto con la Iglesia, el muelle y tantos otros lugares tan representativos de la zona.
Según nos cuenta la historia, hacia 1876 había comenzado a construirse el camino Atalaya- Magdalena y en 1879 el poblado de Atalaya, con más de 4.000 habitantes, estaba en su apogeo. En 1889 se habilita el puente sobre el arroyo Atalaya al final del “Camino Blanco”, cuya construcción había sido previamente peticionada por el saladero Podestá a fin de unir ambas márgenes del Arroyo Buriñigo, y finalmente en 1893 se produce la llegada de un ramal del Ferrocarril del Sud.
A partir de la instalación de los saladeros, el pueblo adquiere rápidamente un crecimiento importante, construyéndose la Capilla de Santa Rosa de Lima, en el año 1889, que lleva dicho nombre por la esposa del dueño de uno de los saladeros, Santiago Rocca, quien la manda a construir.
Seguramente para los habitantes de esta localidad, esta pérdida representará el final de infinitas historias y anécdotas vividas en el lugar y además un profundo dolor que se manifestó a través de las redes sociales.
Hoy lamentablemente este histórico emblema dejó de existir y podemos afirmar que Atalaya, hoy por hoy, ya no será la misma de antes.