Magdalena Urbana

A un año del debut de la Chule en el mundial de Francia

Hace casi dos temporadas, Ruth Bravo emprendió destino rumbo al Viejo Continente. Hoy disfruta de su actualidad en el Rayo Vallecano de la Liga Iberdrola de España, mientras espera y anhela regresar a la Selección Argentina en el corto plazo.

Para la magdalenense en relación al debut, el shock llegó en el vestuario y en el túnel que conduce al campo de juego: “Cuando entramos y vi mi camiseta colgada pensé en lo increíble de lo que estaba viviendo. Después, cuando estábamos por salir a la cancha, delante mío en la fila estaba Flor Bonsegundo y apoyé mi cabeza sobre su espalda. Estaba tan nerviosa que me temblaba todo”.

El nudo en la garganta, el estómago que se revuelve, las rodillas que se aflojan. Las sensaciones físicas comienzan a acumularse en el cuerpo de las jugadoras mientras suena el himno argentino. La familia y los amigos alentado desde lejos, sus inicios en el fútbol, los sacrificios que debieron hacer y los obstáculos que tuvieron que superar son los pensamientos que dan vuelta en ese momento en la cabeza de Banini, Bravo y Mayorga.

Bravo palpitó, una vez más, cómo fueron los instantes finales: “Mirábamos todo el tiempo el reloj. En un momento vi que iban 52 minutos y para mí había pasado una eternidad, pero cuando volví a mirar iban 54. Yo decía: ‘Ay, dios, que se termine’”. Mayorga tiene recuerdos similares: “Nos alentábamos dentro de la cancha unas a otras, nos gritábamos ‘Vamos chicas que faltan cinco más’, ‘Vamos que podemos’”.”Con otros equipos me ha pasado de pensar que me pueden ganar un partido sobre el final, pero con Argentina nunca”, recalcó, por su parte, Banini.

El 10 de junio de 2019, hace exactamente un año, la selección argentina femenina hizo su debut en el Mundial de Francia con un 0-0 ante Japón que significó el primer punto para el conjunto albiceleste en una Copa del Mundo. En sus dos participaciones anteriores, el equipo nacional había perdido todos sus encuentros, muchos de ellos por goleada. Sumar una unidad, con el plus de haberlo hecho ante una potencia como las asiáticas, campeonas del mundo de 2011, hizo que aquel encuentro quedara en el recuerdo.

Aquella mañana, lo primero que hicieron Estefanía Banini y Ruth Chule Bravo fue darse un beso y un abrazo. Las compañeras de habitación repitieron así la tradición de los días de partido. Esta vez, en la previa del duelo más especial de sus vidas. “Me acuerdo que no tenía hambre, se me había cerrado el estómago. Miraba la hora cada dos segundos, quería que llegara el momento de salir para la cancha y ver cómo estaba el estadio. Después nos vestimos con los trajes que nos dieron y con la enana (Banini) nos decíamos: ‘Estamos por jugar un Mundial’. Era algo increíble”, recordó Bravo.

Fuente: Infobae

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