Magdalena Urbana

Ana Laura Echave, la dueña del jaleo

Traemos a la web la última entrevista del año 2018 de nuestra edición impresa de Revista Urbano, a una de las artistas magdalenenses más representativas. Carismática, vanguardista y pasional. Dueña de un estilo particular que supo ganar su lugar junto a los grandes de la danza española. Nos habla de su familia, sus inicios próximos objetivos y de su querida Magdalena.

Por Carlos Sánchez

Ana Laura Echave, la niña mimada de Magdalena nació con ese don de crear. Su pasión por el arte la llevó a cruzar al viejo mundo y conocer a sus verdaderas raíces de la danza española. Cientos de chicas han pasado por sus escuelas de danzas y hoy se ven reflejadas en cada actuación. Cumplió grandes sueños en su vida. Entre ellos el de ser mamá. Seguramente, el legado continuará a través de sus hijos y el recuerdo de su familia siempre presente que la acompañó desde su inicios, cuando a los 7 años decidió que quería ser bailarina y que marcaría a fuego años más tarde, para convertirse en una de las bailarinas más grandes del país. Para terminar con esta introducción, me quedó con esta frase que resume un poco toda su extensa y rica trayectoria: “los sueños valen la pena cumplirlos y vivirlos…”

Aquí junto a Angel Pericet en «Viva el JALEO»

– Urbano: ¿Cuáles fueron tus inicios en la danza?

– Ana Laura Echave: Arranqué desde muy chica, a los 7 años. En ese momento la profesora acá en Magdalena era Nely Moretón, las daba en el Sport Club. Recuerdo que me ayudaba mi abuelita a dar clases y fue la que me acompañó siempre y me hizo todos los trajes. Y te voy a decir más: aún sigo usando algunos de esos trajes (risas).

En verdad me mandaron a danza porque era muy inquieta (risas). Después por supuestos vinieron los exámenes, me recibí de profesora a los 15 años y empecé a dar clases en el club 22 de Julio cuando iba a 5to. Año de la secundaria. Así que más o menos esto es un resumen de cómo fueron mis comienzos en el baile y en la docencia.

Después, al mismo tiempo cuando empecé a dar clases en Magdalena, también fui estudiando danzas clásicas y me perfeccioné en La Plata en danza española y flamenco. Ahí estudié con Isabel Gómez Rayuela. Y así fui siguiendo las dos cosas paralelas, bailar y docencia.

Con Carmelita Pericet en el Festival Viva el Jaleo

– Urbano: ¿Cómo sigue de ahí en más tu camino de la danza?

– ALE: Mi camino sigue en Buenos Aires. Estudié con Luisa Pericet, es hermano de Angel, uno de los más grandes bailarines que tuvo España. Después tuve la suerte de formar parte de la compañía de baile español de Angel, un orgullo para mi, donde además me seguí perfeccionando.

– Urbano: ¿Esto fue uno de los momentos que más te marcó en tu vida?

– ALE: Si por supuesto. Bailar con Angel fue un placer que me dio la vida, sobre todo por su calidez y por la magnitud de su trayectoria, poder compartir con un bailarín reconocido a nivel mundial y que me hayan elegido entre un montón de gente en el casting para formar parte de su ballet, fue algo que recordaré por siempre. Recuerdo que hicimos varias temporadas juntos en el Capital Federal hasta que se retiró de la danza. También paralelamente formé parte de un grupo flamenco “Las Payas” aquí en La Plata, se hizo un grupo muy conocido, bailábamos mucho por todos lados y eso me dio experiencia.

– Urbano: ¿Tuviste la oportunidad de participar en espectáculos?

– ALE: Si. Con Isabel Pantoja en el Gran Rex, hacíamos el cuadro flamenco. Cuando Paco de Lucia vino a La Plata en el Teatro Opera tuve la suerte de participar del último número que eran las sevillanas que él tocaba en vivo la guitarra. Momentos que me ha regalado la vida increíbles e inolvidables, no solo por lo emotivo, sino porque quizás sin darme cuenta, compartí esos momentos con artistas de nivel mundial. Un placer en lo personal. Todo esto, además, me ha dejado un gran conocimiento de gente muy famosa en el tema de baile y del cante y de la guitarra. Así me ido formando. Por supuesto, agradecida de todo, tanto de los maestros más importantes hasta los que no trascendieron tanto. Todos dejan una impronta en uno. El arte es así, te va dejando huellas. Ojalá que mis alumnos puedan absorber lo que uno le transmite. Esa es la idea creo. No hay que guardarse. Siempre les digo que la técnica va acompañada del sentimiento. Antes de bailar siempre les digo a mis alumnas: “dejen todo en el escenario, no solo la técnica sino lo que cada una tiene en su interior”. Ese sentimiento que transmitimos los artistas hace que el espectador se conmueva y le pasen cosas. Ahí es donde se transmite ese ir y venir del arte.

Ana Laura desfilando junto a sus hijos en el aniversario de Magdalena

– Urbano: Tu familia tiene un papel importante

– ALE: Si por supuesto, como te comentaba hoy de mi abuelita que me ayudó en mis comienzos. Después cuando crecí, mi mamá y mi papá estuvieron presentes ayudándome en los festivales. Mamá se encargaba de los decorados, antes el Teatro no estaba tan lindo como ahora, así que ella trataba de armonizar todo eso. Así que siempre mi familia estuvo al lado mío. Hasta mi abuelo a veces me hacía alguna escenografía.

– Urbano: Si tuvieras que elegir una anécdota y el momento más emotivo de tu carrera ¿cuáles serían?

– ALE: Sin dudas el momento más emotivo fue cuando viajé a España. Viajé becada por la junta de Andalucía. Fue como cumplir un sueño mío, pero a su vez también de mi papá y mi mamá. También el compartir y bailar en la compañía de Angel Pericet creo que fue otro pico alto en mi carrera. Era como tocar el cielo con las manos. Recuerdo el día del estreno, le escribí una carta a Angel agradeciéndole por ser parte de esa fiesta, que yo tantas veces había aplaudido desde mi butaca. Era algo que lo veía tan lejano, era inalcanzable estar ahí arriba y sin embargo con el correr del tiempo pude estar. Eso fue algo que me marcó mucho.

– Urbano: A lo largo de tu carrera ¿Qué escenarios recorriste?

– ALE: Hemos bailado en el Teatro Argentino, en el Coliseo. En Buenos Aires, en el Gran Rex, en el Nacional, el Cervantes, en el Opera, en el Metropolitan. El tema es que he estado en muchas compañías. En Mar del Plata en el Teatro Provincial. Después por supuesto en el interior del país como en Tucumán, Mendoza, Rosario. He andado por varias lados y teatros importantes.

– Urbano: Y en España fue el mayor escenario.

– ALE: Claro si. Estuvimos bailando, compartiendo y realmente se vive desde otra forma. Era como ver y poder ser parte al mismo tiempo. Recuerdo que bailamos en Andalucía, en la cuna del flamenco. Esa experiencia fue muy emotiva y uno se trae todos esos recuerdos en el corazón y trata de transmitirla. En España fue increíble no solo lo que sucedía en los teatros, sino lo que pasaba en las calles o en los tablaos. La gente está ahí, das vuelta a la esquina y están bailando, haciendo palmas y cantando. Eso es maravilloso. En los tablaos también. Hay artistas tan grandes que es un constante aprendizaje.

– Urbano: ¿Cómo está por hoy tu escuela acá en Magdalena?

– ALE: Bien muy bien gracias a Dios. Hace pocas semanas hicimos el cierre de año en el Teatro Español. Tenemos como 50 alumnos, pero en realidad no me llevo muy bien con los números (risas), no recuerdo bien la cantidad, porque en La Plata también tengo otra escuela, así que se me complica. Acá en Magdalena tengo profesoras que me ayudan. Está Valentina Tata acá y en La Plata Daniela Doubagne. Son chics que se han formado conmigo y me ayudan con las clases y también forman parte del Ballet. En el año 2000 creamos un ballet. Aca trabajamos cosas más complicadas y con otro vuelo de creación. También me llamaron del Círculo Andaluz de La Plata para que con el ballet los representara en eventos. Así que empecé a dar clases en el Círculo y a representarlo. Me siento como en casa, muy cómoda y muy a gusto con la gente.

– Urbano: ¿Cómo ves a Magdalena a lo largo de todos estos años de viaje y enseñanza?

– ALE: Creo que Magdalena es una ciudad que nunca va a dejar de ser un pueblo. Lo digo con todo el amor. El trato, la familiaridad, eso es algo que se ve solamente en los pueblos. En Magdalena todavía podés respirar ese olor a pueblo, cosa que en las grandes ciudades no podés y para mi eso es impagable. Si que por ahí hay cosas que vos queres lograr, y en eso tenes que ir a la ciudad, emigrar a otro lado. En realidad, me gusta que Magdalena no pierda esa esencia de pueblo. Por supuesto que la veo mucho más grande, muchos más comercios, pero que lindo que siga siendo pueblo. Eso me encanta. Inclusive para la gente que viene de afuera, como ser en el último espectáculo que hicimos en el Teatro Español, trajimos a un grupo de chicas de la escuela de danzas de La Plata. Vinieron con sus padres y se quedaron encantados con el Teatro, pero aparte encantados con la calidez que se vivió. Ellos me decían la diferencia de calidez con otros lugares. Creo que es porque nos conocemos todos. El pueblo está esperando el show de fin de año para disfrutar y eso en el público se nota. La verdad que te vuelvo a repetir hasta el cansancio. Me alegro que Magdalena siga siendo pueblo, lo digo con todo el cariño.

– Urbano: Para terminar Ana muchas gracias por tu tiempo y dejanos el mensaje para tu pueblo de Magdalena.

– ALE: La verdad que mi deseo es que todos vivan las fiestas en paz, con alegría y sobre todo en paz con uno mismo y les deseo que todos sean capaces y tengan la oportunidad de llevar sus sueños a convertirse en realidades, como me ha pasado a mi. Me siento una privilegiada en eso. Quise dedicarme a la danza y lo logré. No todo el mundo puede hacer eso. Cumplir su sueño. Hay que animarse. Yo me animé a la danza y después muchos años más tarde me animé a otro sueño que pude cumplir, cuando nacieron mis hijos. Los tuve de grande, pero me animé y lo pude lograr. Así que mi mayor deseo es ese, que todos se animen a cumplir sus sueños. Valen la pena cumplirlos y vivirlos.

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