Con motivo de cumplirse ayer 39 años del hundimiento del Belgrano, publicamos la entrevista que realizamos a Ernesto en mayo de 2015 y fue tapa de Urbano. Un emotivo relato en primera persona que revivimos a modo de homenaje.
Ernesto Haedo tiene 58 años. Está casado con Nélida y tiene dos hijas, Eliana y Gisela. Nacido en Magdalena, hoy vive en Punta Alta, ciudad-puerto ubicada en el sudoestede la Pcia. de Bs. As. A simple vista parece una persona humilde y sencilla, seguramente lo es. Sin embargo, lleva con él la historia de un hombre que hace 33 años se convertiría en héroe. Como integrante de la Armada Argentina vivió desde adentro la guerra de Malvinas. Es uno de los 770 sobrevivientes del crucero Gral. Belgrano que se hundiera en las profundidades del Atlántico Sur, tras el impacto de dos torpedos lanzados en forma traicionera por el submarino británico Conqueror, el 2 de mayo de 1982 cerca de las 16 hs.. En exclusivo para Urbano, una entrevista imperdible. Un relato que forma parte de la historia.
-Urbano: Ernesto, ¿cómo era el día a día en el buque, en el medio de la guerra, antes del 2 de mayo, día del hundimiento ?
-Ernesto Haedo: Nosotros, todos los buques, pertenecíamos a la flota de mar de la Armada Argentina. El 2 de abril se recuperan las islas y el 16 de abril zarpamos, junto con otros dos buques, de la base Naval de Puerto Belgrano hacia Ushuaia, la zona del Canal de Beagle. Eran días de contínuo adiestramiento, sabíamos que íbamos a una zona donde todavía no estaba la flota inglesa, pero en pocos días se iba a aproximar.
-U: Si bien el Gral. Belgrano estaba en la zona de exclusión, el submarino “Conqueror” invadió el buque. ¿Cómo se vivió todo esto, la trágica tarde del 2 de mayo?. ¿Dónde impactaron los torpedos?
-E.H.: El 1° de mayo salimos con rumbo este de las Islas Malvinas, la zona más caliente. Esperábamos un ataque aéreo, ya que estaba cerca el portaaviones “El Invensible». Situación que no se dio.Volvimos a una nueva posición, fuera de lo zona exclusión. En el momento del hundimiento estábamos fuera de las 200 millas impartidas por Gran Bretaña, no éramos amenaza para nadie.La tripulación era de 1.093 navegantes, de los cuales 770 sobrevivimos y 323 murieron, fundamentalmente por el impacto de los torpedos.Nosotros cumplimos roles. Después volvíamos, no con una navegación de crucero de guerra sino con una navegación franca, porque ya habíamos salido de la zona de exclusión y en ese momento dos torpedos impactaron en proa, la parte delantera del buque, y otro en popa, la parte trasera.El primer torpedo rompe 12 metros de proa, literalmente la arranca. El buque podía seguir flotando y no perdía su estabilidad. Pero el torpedo que pega en popa, revienta dentro del buque en la zona de máquinas. Debido a la explosión ingresa una gran cantidad de agua. El buque se escora, se pone de costado. A mi me encuentra dentro de los alojamientos porque ya había dejado la guardia. En el momento de los impactos se corta todo tipo de energía, eléctrica y motríz.
-U.: ¿Cómo se procedió tras el impacto?
-E.H.: En el momento de la explosión todo lo que está a mi alrededor se cae, el buque se escora, comienza a ingresar agua. Teníamos mucho combustible porque habíamos llenado con un buque petrolero, hubo un gran derrame de combustible. Por suerte no se produce un incendio, sino la situación hubiera sido otra. Luego del impacto se corta la luz, quedamos a oscuras, yo caigo y me encuentro con agua en los pies, con una linterna ayudoa mis compañeros a salir del camarote. Cuando tenemos este tipo de situaciones, nosotros cubrimos lo que se llama roles de lucha contra incendio y control de averías, cada uno tiene su lugar destinado. Yo fui a mi lugar, hicimos todo lo posible para mantener el buque a flote con motobombas para sacar el agua, pero era tan grande el agujero en el casco del buque que era imposible quitar el agua. El buque se estaba escorando cada vez más.
-U.: ¿En cuánto tiempo se hundió el buque? ¿Cuándo se da la órden de abandonarlo?
-E.H.: El comandante ordenó desalojar el buque porque se estaba poniendo de costadocada vez más, teníamos mucha escora. Corríamos el riesgo que se diera vuelta de campana. Nosotros lo conocemos como “abandonar el buque” y saltamos a las balsas y nos empezamos a alejar. Todo fue bastante complicado porque el viento y las olas nos pegaban contra el casco del buque y no podíamos alejarnos. Hasta que por suerte el buque se inclinó más, el viento nos llevó y quedamos a la deriva.
-U.: En las balsas pudieron salvarse.
-E.H.: Si, las balsas alcanzaban para todos, aunque faltaban algunas por el efecto de los torpedos.Teníamos una balsa asignada y otra alternativa, sino encontrabas una, teníamos la alternativa. Buscamos no superpoblar las balsas y buscar la mejor manera para salir.
-U.: Los 323 tripulantes que fallecieron,¿fueron por el impacto de los torpedos o por ahogamiento?
-E.H.: Casi un 90% por efecto de los torpedos. Algunos murieron en la balsa por efecto del frío y algunos por ahogamiento.
-U.: ¿Cuántos días estuvieron en la balsa? ¿Cómo fue esa supervivencia, teniendo en cuenta el clima?
-E.H.: Estar afuera de la balsa era totalmente imposible por el frío. Por suerte las balsas tienen un techo. Sabíamos que se avecinaba un temporal y durante la noche ocurrió, tuvimos olas de 10 o 12 metros de altura. Gracias a Dios las balsas son bastante marineras y soportaron el temporal. Estuvimos cerca de dos días en las balsas.
-U.: ¿Cómo se manejaban con respecto a la alimentación?
-E.H.: Las balsas tienen un equipo de supervivencia. Cada cuatro, cinco balsas había un equipo, con radio, agua potable, caramelos con glucosa y otras cosas, es un kit de supervivencia que nosotros en realidad no lo tocamos porque queríamos aguantar lo que más pudiéramos para dejarlo para cuando sea realmente necesario, en las primeras 48 horas no tocamos los víveres.
-U.: ¿Qué anécdota recuerda?¿Algo trágico o algo positivo, o talvez algo que lo lleve a la risa cuando se acuerda?
-E.H.: Como anécdotatriste recuerdo gente muy quemada en las balsas o cuando ayudábamos a salir en los trozos de control de avería.También el momento de salvataje, no teníamos los elementos necesarios para hacerlo. El buque que nos vino a rescatar nos trató de levantar, entonces nos levantaba de a uno y ahí corríamos mucho riesgo de caer al agua, esas son las situaciones más complicadas que viví. Por otro lado, me queda no sé si decir alegría pero si el bienestar de decir que a todo aquel que pudimos ayudar lo ayudamos.Quemados, heridos y demás.A todo aquel que podía salir, lo pudimos sacar.
-U.: ¿El buque se hundió completamente, quedo en lo profundo del mar?
E.H.: Si, donde se hundió el buque es una zona que tiene entre 4.000 y 5.000 metros de profundidad. Se hundió totalmente, se fue poniendo de popa, se vio apenas la proa, nosotros lo estábamos viendo cómo se hundía. Algunos incendios en la parte central, algunas explosiones producto de las calderas que cuando están muy calientes y el agua fría ingresa, se cambia la temperatura.Hasta que el buque desapareció de la superficie, por lo cual nosotros rezamos y gritamos viva la patria.
-U.: Un momento muy difícil… Con respecto a las 323 personas que fallecieron, ¿ los cuerpos se pudieronrescatar?
E.H.: No, solamente aquellos que estaban en las balsas, los que estaban adentro de la sala de máquinas, no.Realmente fue una explosión que destruyó todo material y toda vida, su gran mayoría quedó en el buque por el efecto de la explosión. Esta pegó en la parte baja del buque, la parte que va sumergida en el agua, y se levanta tres cubiertas hacia arriba. Todo lo que está en ese radio de la explosión, pasa lo que pasó.
-U.: Ernesto durante todo esto que vivió usted en el conflicto del Atlántico Sur ¿tuvo miedo en algún momento por su vida?
-E.H.: Si, casualmente la otra vez estaba reflexionando.El miedo existe,uno lo contrarresta con la fortaleza.Por eso los 323 hombres que murieron gracias a su fortaleza se convirtieron en héroes.Yo creo que el miedo es algo que estáincorporado a la persona, no es un valor agregado.Toda persona yo creo que tiene miedo y lo contrarresta con la fortaleza.
-U.: Ernesto, luego de salvarse pasan a otra nave y ¿cómo es la vuelta?
-E.H.: En el momento en que nosotros estábamos en la balsa después de 36 horas aproximadamente, hay un avión de reconocimiento de la Armada que ubica la balsa y otro buque se va acercando y nos va izando de auno hacia la cubierta de ese buque, en el caso mío en al aviso Burruchaga.
-U.: ¿Después se tiene que emprender el regreso al continente, cómo siguieron las cosas?
-E.H.: Nosotros fuimos en barco desde el lugar donde nos rescataron haciaUshuaia.Ahí estuvimos a la espera, después nos llevaron a la base naval Puerto Belgranopara la revisación médica y quedamos en espera hasta finalizar el conflicto.
-U.: Siguieron en el sur unos cuantos días entonces.
-EH.: No, estuvimos tres días mas o menos, pero en puerto Belgrano estuvimos hasta que finalizó la guerra. Yo creo que a los dos, tres días volví a Magdalena, creo que a la semana estuve ahí y se hizo una linda ceremonia.
-U.: ¿Se sabía o se tenía información sobre la guerra, de la Argentina que estaba perdiendo la guerra o eso como lo iban procesando ustedes? ¿Cómo llegaba la información a ustedes que lo estaban viviendo desde adentro?
-E.H.: A nosotros no nos llegaba información, salvo algún otro comentario de los comandantes pero de cómo se estaba llevando a cabo la guerra, no. Sabíamos lo que teníamos que hacer pero no lo que ocurría, eran otros tiempos. No teníamos tantos sistemas de comunicación como hay ahora que uno se va enterando paso a paso.
-U.: Cuando Argentina finalmente presenta su paso al costado ¿Cuál fue la sensación que lo invadió a usted, por haber participado activamente del conflicto?
-E.H.: Yo siempre digo que volvimos con el sabor amargo de la derrota pero conscientes de que brindamos todo lo que podíamos brindar.Gracias a esta gesta nosotros aún seguimos pidiendo de forma pacífica, o en forma diplomática, lo que es la recuperación total de las Islas Malvinas.
-U.: ¿Usted cree que se pueden recuperar realmente en un futuro?
-E.H.: Si, con los organismos internacionales se pueden recuperar.No va a ser una tarea fácil y a corto tiempo, pero a largo plazo se van recuperar. Hay algo positivo, mientras haya un argentino, lo va a reclamar.
EL CRUCERO GENERAL BELGRANO
El ARA General Belgrano fue botado en 1938 en los Estados Unidos con el nombre de USS Phoenix. Fue vendido a la Argentina en 1951, pasó a llamarse 17 de Octubre y en 1955 se modificó su nombre por el de General Belgrano.
Es el único barco hundido por un submarino nuclear en tiempos de guerra. Este nombre había sido usado antes por la Armada Argentina para un crucero blindado, dado de baja en 1947.
El 2 de mayo recibió el ataque con torpedos del submarino HMS Conqueror fuera del área de exclusión militar de 200 millas de radio establecida por el Reino Unido. Llegadas las 16.00 (hora en Argentina) de ese 2 de mayo, Margaret Thatcher se reunía con su gabinete de guerra en la residencia campestre de Checkers, cercana a Londres. Fue durante esa reunión que se dio la orden al comandante del Conqueror de hundir el crucero. Los dos torpedos de los tres lanzados que recibió el crucero determinaron su hundimiento con la pérdida de 323 de sus tripulantes.
Búsqueda de sus restos
En 2003 se realizó una expedición de National Geographic a bordo del buque Seacor Lenga, con apoyo del oceanográfico ARA Puerto Deseado y la corbeta ARA Robinson. La búsqueda culminó sin éxito debido a las desastrosas condiciones meteorológicas que complicaron las operaciones.
por Carlos Sanchez
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