La directora general de Cultura y Educación bonaerense, Agustina Vila, aseguró que el actual «no es el contexto sanitario para volver a las aulas», debido a que se registran «5.000 contagios diarios de coronavirus», pero remarcó que se trabaja en cinco protocolos para que el regreso a la presencialidad pueda efectivizarse cuando la situación lo permita.
En una entrevista con Télam, la funcionaria destacó el esfuerzo llevado adelante por docentes, alumnos y sus familias para garantizar la continuidad pedagógica durante la cuarentena y reconoció que el contexto dejó en evidencia «las desigualdades socioeducativas y digitales preexistentes».
Télam– ¿Qué balance hace del trabajo educativo en el marco de las clases no presenciales?
Agustina Vila– La pandemia implica un proceso de aprendizaje permanente para todos. Los que formamos parte de la Dirección General de Cultura y Educación, y los docentes, auxiliares y trabajadores de la educación, tuvimos que aprender a adecuarnos a las nuevas características de trabajo con las limitaciones que la coyuntura nos presentó, reorganizando tareas cotidianas y aprendiendo otras rutinas que contribuyan a organizar el trabajo de los demás. Esos aprendizajes se fueron logrando a partir del dialogo y con el fuerte compromiso y la dedicación de todos los actores.
T–A dos semanas de iniciadas las clases hubo que repensar todo un sistema.
AV– Sí. El trabajo es mucho y muy duro. El trabajo docente es infinitamente más complejo porque los procesos de enseñanza y aprendizaje que se daban en el aula suponen un conjunto de rutinas, formas de observar, percibir y acompañar al estudiante que en contexto de aislamiento cambia. La continuidad pedagógica en estos meses se pudo dar con mucho esfuerzo de docentes, estudiantes y familias que acompañan esas prácticas y rutinas nuevas.
T– La ex gobernadora María Eugenia Vidal propuso reemplazar a los docentes que hacían paro por voluntarios. ¿La pandemia, más que nunca, demostró que ello es imposible?
AV– Este gobierno no necesita una pandemia para saber que eso no es posible ni deseable. Pensar que con voluntarios se pueden reemplazar a los docentes es desconocer por completo de qué se trata la tarea docente, la formación que requiere, la importancia y la experiencia en campo que tiene.
T– ¿Cómo califica el esfuerzo hecho por los docentes para poner a funcionar un sistema para el que no estaban preparados?
AV– Esto es inédito para todos. Nadie estaba preparado para trabajar o vincularse con el otro exclusivamente en entornos virtuales o con intercambio de cuadernillos. Elaboramos cuadernillos por año, por nivel de enseñanza y por materia para que los docentes tuvieran a disposición en la plataforma «Continuamos Estudiando» y puedan estructurar su clase en otro formato. Llevamos más de 9 millones cuadernillos impresos que les llegan a niños y adolescentes de todos los niveles de enseñanza con una cobertura del 23,6% de la matricula total de gestión estatal y privada con subvención.
T– ¿Qué porcentaje de alumnos no tiene conectividad?
AV– El 5% promedio de la matrícula total de estudiantes no tiene ningún tipo de conectividad. Ahora bien, ese 95% que sí lo tiene y que pudo estar comprendido en las estrategias de continuidad pedagógica no presenciales a partir de entornos virtuales no es un todo homogéneo. Se ven diferentes realidades: quienes tienen una computadora con conexión a wifi de forma permanente -el 50% de la matrícula- y familias donde sólo hay un celular.
T– ¿Cómo se trabaja a partir de esas diferencias de posibilidad?
AV– Hubo un esfuerzo muy grande por parte de los docentes, los estudiantes y las familias para generar rutinas que permitieran darle continuidad pedagógica virtual. Los primeros meses de pandemia se hizo un trabajo enorme para generar espacios porque muchos chicos sólo tenían celular disponible de noche y mandaban la tarea o la consulta a esa hora. La reacción inmediata de un docente es contestar en ese momento, cuando sabe que el nene está conectado. Poco a poco se fueron generando rutinas: el alumno envía la tarea y el docente hace su devolución en un tiempo determinado que genera una rutina que da sostenibilidad a la continuidad pedagógica. En el caso de los cuadernillos, se entregan cuando se otorga el bolsón de alimentos, el docente evalúa, hace correcciones y se lo vuelve a dar a la familia.
T– Esto dejó en evidencia que la pandemia intensificó las desigualdades educativas.
AV– Tenemos un contexto de desigualdad socioeducativa y digital preexistente. Garantizar un proceso de enseñanza y aprendizaje en contexto de desigualdad económica es complejo y la pandemia expuso eso de forma más cruda.
T– ¿Están conformes con la cantidad de niños que pudieron continuar con vinculo con la escuela?
AV– Sí. Son muy pocos los casos donde ese estudiante no está respondiendo o la frecuencia con que se vincula con sus pares o el docente es baja. Trabajamos en cómo ir al encuentro de esos niños y adolescentes que no estuvieron activos o muy conectados cuando regrese la presencialidad.
T– ¿Cuándo se volverá a la clase presencial?
AV– Cuando las condiciones sanitarias estén dadas, estaremos preparados para volver a la escuela, que es lo que todos queremos que suceda. Este no es el contexto. La realidad de la provincia es diversa entre el conurbano y el interior. Pero, incluso en el interior, la circulación del virus no cedió. El 10% de los trabajadores auxiliares y docentes no reside en el distrito donde trabajan y el 7% de los estudiantes no vive en el municipio donde estudia. Eso involucra un nivel de circulación comunitaria que se debe contemplar a la hora de pensar la vuelta a la presencialidad.
T– ¿Se volverá cuando esté la vacuna?
AV– No es condición sine qua non -o no corresponde que sea yo quien lo defina- que la vacuna debe estar disponible para regresar a la presencialidad.
T– Si no habrá promoción automática, ¿cómo será el proceso de calificación?
AV– Eso es objeto de reflexión en el Consejo Federal de Educación. Estamos revisando y priorizando el currículum del 2020 en articulación con el 2021. Hay contenidos que quedarán pendientes para ser retomados el año que viene.
Fuente: Telam