Hace 50 años el ser humano llegaba a la Luna… y Chacarita al campeonato

En la Argentina, 1969 fue el año del «Cordobazo», la revuelta popular que inició el fin de la dictadura de Juan Carlos Onganía; a nivel internacional, la llegada del primer hombre a la Luna, descripto como «un gran paso para toda la humanidad», pero ni un hecho ni otro son tan significativos para los hinchas de Chacarita Juniors como la edición de ese Campeonato Metropolitano, en consonancia con su primer y único título en Primera División.

La consagración se produjo el 6 de julio, diez días antes de la partida del Apolo XI rumbo al espacio, cuando el club de San Martín derrotó en forma categórica al poderoso River Plate por 4-1, en la final de un torneo que había comenzado con el objetivo de evitar el descenso de categoría.

«Chacarita Juniors es el símbolo de los humildes, de los ‘grasitas’, de los poetas y de los últimos románticos del fútbol», escribió en aquel tiempo en el diario Clarín el periodista Diego Lucero, único cronista que cubrió todos los campeonatos mundiales entre 1934 y 1994.

Era una época en la que prevalecían los clubes ‘grandes’, cuyas economías marcaban una brecha casi abismal respecto de los equipos más pequeños. Tanto, que Chacarita debió desprenderse del entrenador que había armado la base del equipo, Argentino Geronazzo, ya que no podía pagar el aumento de salario que pretendía. Asumió Federico Pizarro y mantuvo una formación que se recitó de memoria.

El torneo Metropolitano 1969 se dividió en dos zonas de once equipos, en partidos de ida y vuelta; los dos mejores de cada una debían enfrentarse en las semifinales. 

Chacarita no tenía grandes figuras, pero estaba bien estructurado, con una defensa sólida, un mediocampo que combinaba despliegue, buen trato de pelota y una delantera potente y efectiva. 

Así, con la seguridad de Petrocelli en el arco, la jerarquía de los zagueros Pérez y Bargas, las corridas de Frassoldati por el lateral izquierdo, el despliegue de Recúpero y Poncio, el talento del «Manija» Puntorero, la habilidad de Marcos y los goles de Orife y Neumann, fue mutando del objetivo inicial hacia una meta más ambiciosa: clasificarse para el torneo Nacional, al que accedían los que quedaran entre tercer y el sexto puesto. 

Sin embargo, el «Funebrero» sorprendió al meterse en las semifinales con el mayor puntaje, al igual que Boca, aunque con menor diferencia de goles, por lo que debió cruzarse con el ganador de la otra zona: Racing Club, el «Equipo de José», el campeón del mundo en 1967.

Encima, a las diferencias naturales entre uno y otro, se le sumó la dificultad adicional de la renuncia del entrenador por divergencias internas. Llegó así un nuevo DT, Víctor Rodríguez, recomendado por Geronazzo.

La semifinal se disputó en la Bombonera. El reglamento estipulaba que, en caso de empate, avanzaría aquel equipo que hubiere llegado mejor clasificado, es decir, Racing. El cero a cero parecía imperturbable, hasta que a tres minutos del epílogo, Marcos envió un centro al primer palo, Recúpero anticipó a todos con una «palomita» y estableció el 1-0 definitivo. En la otra llave, River había eliminado a Boca y presentía que al fin podría terminar con una sequía de 12 años sin títulos. 

Chacarita era la revelación; River, con futbolistas de renombre como Daniel Onega y Oscar «Pinino» Más, entre otros, era el gran favorito. El Cilindro de Avellaneda fue escenario de una apabullante goleada 4-1, con dos tantos del «Tanque» Neumann, uno del capitán Marcos y el restante de Frassoldati.

«Chacarita campeón», rezaba el título del semanario «Goles» ese 6 de julio de 1969, día en que los simpatizantes ‘funebreros’ sintieron tocar el cielo con las manos. Casi tan increíble como que el hombre caminara por la Luna.

Fuente: Télam

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