A partir de este mes de junio ya comenzó a regir en la provincia de Buenos Aires un nuevo régimen de calificaciones en la escuela primaria que reinstauró los aplazos para los alumnos de 4to. a 6° grado.
En el año 2014, los aplazos habían sido eliminados en la Reforma del Régimen Académico de Primaria por considerarlos estigmatizantes. Esta medida merece un análisis y una reflexión respecto al proceso de enseñanza-aprendizaje.
Estamos en un sistema educativo en el cual se centra la mirada en los resultados académicos y en menor medida en el proceso de aprendizaje de los niños. Esto conlleva a enfocar nuestra atención en las evaluaciones y más aún en los resultados de estas evaluaciones. En la medida que sigamos teniendo este sistema, el tema de la eliminación o no de los aplazos será de importancia.
Si los aplazos estigmatizan a los niños, sin lugar a dudas su implementación no será beneficiosa, pero si de los errores, aplazos y fracasos se promueve un análisis y una reflexión crítica y constructiva por parte de todos los actores educativos, podrán tomarse como posibilidad para implementar cambios y mejorar estrategias que conduzcan a mejores aprendizajes.
Los aplazos reflejarán las falencias de nuestro actual sistema educativo. Se pondrá en evidencia una realidad que no debe ser ignorada sino que debe ser atendida para mejorar la calidad educativa. Se hace necesario tener una visión abarcadora de la situación educativa sin ocultar la realidad. Es urgente y pertinente aceptar, comprender y actuar de manera inmediata ante la realidad de nuestro sistema educativo. Las medidas que se adopten en materia educativa deben basarse en datos concretos y reales. El ocultamiento de una situación profundiza las carencias y falencias del sistema educativo.
Es importante que el niño que no alcance las expectativas y los objetivos propuestos se lo acompañe en su proceso de aprendizaje para que pueda superar sus dificultades. Es necesario respetar al niño en sus tiempos y estilos de aprendizaje. Se hace necesario capacitar y orientar a los docentes con el fin de implementar las mejores estrategias y metodologías para que los niños aprendan y encuentren el placer de aprender.
Hace falta reflejar la realidad educativa, si los niños no aprenden hay que modificar estrategias, implementar políticas educativas tendientes a mejorar la calidad educativa, proporcionar nuevas alternativas de enseñanza ajustadas a la capacidad y al interés de los niños, etc.
Es imprescindible no estigmatizar a los niños pero tampoco ignorar que no aprenden. No se puede construir un buen sistema educativo si se basa en estadísticas y datos que no corresponden con la realidad. Si un niño no aprende y es reprobado, será indispensable ayudarlo, acompañarlo y atenderlo para que pueda lograr un mejor desenvolvimiento escolar y así desempeñarse de la mejor manera posible.
Los niños deben aprender dentro y fuera de la escuela y nosotros los adultos debemos alentarlos y acompañarlos en ese proceso. Debemos reflexionar sobre la educación e implementar acciones pensadas en y para los niños.
Fuente: Telam