Entrevista el joven escritor magdalenense que publicó recientemente Frágil vida, su primer libro, que consta de veinte poemas y cinco cuentos.
«Mi nombre es Octavio Saldivar Paulos y tengo dieciséis años», se presenta. Sobre sus gustos literarios aclara que: «cualquier texto me parece atractivo. Por ahí de literatura policial no sé mucho, por ejemplo. Y también te diría que me gusta más la literatura como la describía Borges, como un goce que uno busca, a mí en la secundaria me dan muchas novelas, muchos cuentos y en general: me termina disgustando todo, pero viene más por esa imposición innecesaria, digamos». Por fuera de sus gustos como lector se define como «bastante básico: los mates amargos, los domingos de pastas y las frescas con amigos».
¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro?
Más que nada por la acumulación de trabajos y por todo el apoyo que recibía. Yo nunca pensé que “La obra” iba a estar en un libro, por ejemplo. Yo creo que, en cierto sentido, no hubiese sido posible sin la gente. Y también sin mi familia, por supuesto. Por más que yo lo haya escrito, independientemente de si está bueno o no: no es un libro mío, sino de todos.
¿Hay algún texto preferido en el libro? ¿Cuál?
Actualmente no tengo preferencias, sin embargo, algunos poemas me convencieron mucho: “entregaría”, “él” y “no sé”. Subrayo mucho el trabajo con Pablo (Briguez) también, pese a que lo hicimos sin vernos, quedó un buen texto.
¿Cuáles son tus influencias o tus escritores preferidos?
Mis favoritos actuales son Camus, Kafka y Borges. Pero al principio leía a Rick Riordan, luego Poe, Wilde, Lovecraft, etcétera. Tampoco me acuerdo mucho más, siempre leí lo que encontraba. A veces Yanina traía de la biblioteca escolar algunos libros, la mayoría los leía. En el lapso de estos años conocí a Rulfo y me encantó; y también leí novelas como “Un mundo feliz”, “El lobo estepario”, “Rebelión en la granja” entre muchísimas otras. Para mí la literatura me ha servido para no aburrirme y para pensar. Está mal creer que las palabras son cosa nimia, a veces te conmueven, a veces te destrozan, a veces cambian una idea que teníamos, etcétera. “Si el mundo fuera claro, el arte no existiría”.
Luego de este debut editorial, ¿continuaste escribiendo? ¿Hay alguna posibilidad de publicar algo más en el corto o mediano plazo?
Sí, nunca me detuve. Había empezado una novela, pero desistí. Actualmente tengo un montón de borradores, idas y vueltas que requieren mucho trabajo. La publicación del libro sirvió para darle un cierre a mi iniciación, creo que ahora escribo de otra forma y creo que está mucho mejor esta etapa. Contestando a la pregunta: no, no creo que vaya a publicar más. Obviamente que no es un adiós, sino un hasta luego. Ahora seguro me mantenga en el anonimato, trabajando con mis más íntimos “lectores” e intentando ser mejor cada día, ya sea leyendo o escribiendo. Muchos me preguntan si me voy a dedicar a escribir, yo creo que no es una decisión mía, a mí me gusta muchísimo, pero puede ser que mañana esté sin ninguna idea, uno nunca sabe.
¿Sos de participar de talleres o cursos relacionados con la lectura y la escritura?
Sí, algo así. Asistí a uno en 2020 con Vicente Costantini y hasta hace poco estuve con Santiago Espel. Con Espel estuve desde mayo, pero seguro vuelva en octubre. En base a consignas escribíamos algo, nos leíamos entre todos, hablábamos, etcétera. De salió un montón de material, la verdad: casi todo lo que tengo escrito actualmente viene de ahí, del taller con Espel.
Durante la cuarentena hubo una especie de boom de escritores en la zona, ¿son de tener trato seguido, de enviarse textos para leer entre ustedes?
Tengo más relación con Pablo (Briguez). Estamos en contacto: hablamos bastante, a veces le envío un borrador y él también lo hace. Ahora que hice la publicación estamos yendo a dar charlas a distintas escuelas, hace poco estuvimos en la Técnica. Se podría decir que somos amigos y compañeros hace bastante.
Quizá haya alguien del otro lado que tiene algo escrito y no se anime a mostrarlo, ¿qué consejo le darías?
Le diría que lo intente, siempre. Obviamente que está muy bueno recibir buenos comentarios, pero no es del todo importante. Yo estuve mucho tiempo trabajando sin imaginar que me pasaría todo esto, pero lo hacía porque quería. Creo que siempre hay que hacer lo que dice el corazón. Después te podes fijar si está bueno o no, es cosa nimia a comparación de hacer lo que quisiste. Kafka surgió a raíz de una traición. Él pidió que quemaran sus escritos al morir y su amigo no le hizo caso, ahora la historia agradece dicha traición. Creo que un escritor puede ser cualquiera que escriba, sin necesidad de que haya publicado, sin necesidad de un público, etcétera. Es alguien que escribe en favor de una historia, de un sentimiento, y de ahí surge una ordenación específica de palabras, por ejemplo. Hay mucha gente que hace cosas sin razón y a veces ni siquiera lo disfrutan; pero en cambio las expresiones artísticas son más libres, ahí nomás importa hacer lo que te gusta y confiar en vos, otra no hay, no le veo.
Y a modo de cierre, dos cuestiones: primero, dónde podemos conseguir Frágil vida, y por otro lado, a quiénes les agradecés luego de este tiempo.
Para conseguir el libro pueden ir a Puerto Papel, sino ponerse en contacto conmigo, más que nada por las redes sociales. Y agradecerle a la gente, eterno agradecimiento a todos. Hace poco una chica me dijo que leyó el libro dos veces, la verdad que no lo podía creer; y bueno, así con un montón de personas que me escribieron, ya sea para decirme qué les pareció o felicitarme, gracias totales.
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