Las experiencias se desarrollan en la jefatura del Servicio Penitenciario Bonaerense en La Plata, en la cárcel de Bahía Blanca y por un agente de la Unidad 28 Magdalena. Se las donan a médicos, policías y guardiacárceles que toman contacto con pacientes, ciudadanos en la calle y privados de libertad, para evitar el contagio del coronavirus.
En el marco de la pandemia por el coronavirus, agentes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) fabrican de manera solidaria vinchas con impresoras 3D para las máscaras de protección que utiliza el personal sanitario en los penales y hospitales.
Por un lado, desde una dependencia de la Jefatura del SPB, ubicada en La Plata, funcionarios de la Dirección de Tecnología Informática pusieron a disposición sus impresoras 3D y ya entregaron 800 sostenes a hospitales públicos de la capital provincial y a la Unidad Penitenciaria 9 para que, con láminas de radiografías blanqueadas, puedan obtener un elemento más de cuidado frente al COVID-19.
Experiencias similares ocurren en la Unidad 4 Bahía Blanca y 28 Magdalena, todas con el objetivo de impedir el contagio del coronavirus.
Ezequiel Jáuregui, uno de los penitenciarios solidarios, explicó el proceso de elaboración de las vinchas. “El primer paso para confeccionar este insumo consiste en realizar el diseño en una computadora. Luego, se archiva en una tarjeta de memoria que se inserta en la máquina de prototipado rápido que se desplaza en el plano para soltar el plástico sobre las coordenadas adecuadas. Finalmente, logra reproducir, en 35 minutos, la vincha. De esta manera, diariamente, se pueden fabricar 41”, detalló.
Una de las mayores ventajas de esta moderna técnica es el costo. Actualmente, las máscaras que se venden en internet se consiguen entre 500 y 900 pesos. En tanto, elaborarlas cuesta solo $9,60. Otra virtud que posee es que la materia prima que se utiliza para la impresión, a base de aceite de cereal, es biodegradable.
Jáuregui, Andrea Grassano y Pablo Biaggini son quienes se encuentran al frente de este proyecto solidario desde sus casas y en la Dirección de Tecnología Informática. Tienen sus impresoras trabajando full time para colaborar ante el avance de la pandemia.
En tanto, en el Centro de Formación Profesional N° 401, que funciona dentro de la Unidad 4 de Bahía Blanca, se puso en marcha una impresora 3D, donada por el Instituto Nacional de Educación Teccnológica (INET), para colaborar con el resguardo del personal penitenciario ante el avance del coronavirus.
“Para fabricar el producto, contamos con un agente destinado a supervisar el proceso y tres internos que se dedican al armado de la máscara, con las radiografías en desuso”, explicó el director de la Unidad 4, Luis Velasco.
A su vez, el Centro de Formación Profesional Nº 408 de la Unión Obrera Metalúrgica, también se sumó a la experiencia y destinó una tanda de impresiones al establecimiento carcelario de Bahía Blanca.
Por otro lado, Walter Barragán, un agente penitenciario de la Unidad 28 de Magdalena y aficionado al diseño industrial, con su impresora 3D, en su domicilio, realizó protectores faciales para donar. Hasta el momento, entregó seis al Hospital Santa María Magdalena, 20 a la Policía Local y 15 al Regimiento de Caballería de Tanques 8.
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