Magdalena Urbana

Tomemos conciencia: La educación vial salva vidas

En los últimos tiempos, Magdalena viene registrando variados accidentes de tránsito, particularmente en su ciudad cabecera. Y muchos pueden ser los factores que contribuyan al incremento de los mismos, como por ejemplo el incumplimiento de las normas básicas de convivencia, que sostienen ancestralmente los controles de circulación. NO RESPETAMOS la señalización urbana y estamos siempre como “agazapados” subconscientemente en algún momento ser o convertirnos en un infractor “pasivo” en nuestro criterio morbo al conducir un vehículo o simplemente cruzar la calle, cuando el semáforo o simple instinto de supervivencia NOS DICE QUE LO HAGAMOS, por no corresponder que así sea.

En una palabra, las disposiciones de control, son para DISUADIR con argumentos extremadamente válidos (se los conoce como antecedentes o jurisprudencia) en accidentología, o PERSUADIR, intentando una educación vial y social, que a muchos nos hace falta repasar.

SUGERENCIAS

Sería bueno, para evitar situaciones engorrosas, tomando como base las leyes existentes, poder avanzar recíprocamente, entre la autoridad de aplicación y la ciudadanía, con normas específicas que respondan a las necesidades de cada lugar y en donde estén integrados los tres (3) poderes del Estado, en este caso, comunal y de esa manera, confeccionar una Ordenanza que fuera aprobada por el HCD, emanada del Ejecutivo (intendente) asesorado por sus letrados y puesta en marcha por la autoridad de aplicación, como lo es hoy el Juzgado de Faltas, en donde precisamente se diferencian lo que es INFRACCION, con DELITO, sin perjuicio que lo segundo puede ser consecuencia de lo primero. Es decir, usted comete una infracción de tránsito, pero por la gravedad de la misma, se transforma en delito penal, en donde debería intervenir otro estamento de la justicia (provincial, por ejemplo)

Desde el punto de vista ciudadano, se debería comprender que toda la legislación existente, más la posible creación local, se unificarían, no solo para mejorar su condición de habitante de la región, sino también para convertir nuestra relación, social de convivencia (que es lo que se intenta buscar) en algo más sustentable y que sirva como un parámetro de educación vial compartido, entre educandos y educadores, que podrían contribuir a evitar pérdidas de vidas humanas, principalmente.

HECHOS CONFLUYENTES

La convivencia social implica un mejoramiento consentido de las partes. Por ejemplo, los agentes de aplicación y de control, deben estar preparados en sus responsabilidades. Una INFRACCION tiene que ser tratada como tal, aplicando sanciones graduales, notificaciones legales (no al sistema fotográfico) que, en caso de reiteraciones, se pase a la multa máxima determinada, incorporando a los infractores, a un listado o registro informático municipal, que debido al material y sistema de las nuevas licencias de conducir, que no permiten hacerlo. Se constituiría entonces un REGISTRO MUNICIPAL DE REINCIDENTES, que serviría, además, para educar y dar oportunidades nuevas a quienes transgredan las normas.

En lo que hace a las sanciones, se podrían aplicar sirviendo como atenuante, la gravedad de las mismas o las veces que se incorporen al REGISTRO DE REINCIDENCIA. Las multas no siempre deben ser pecuniarias y no siempre se deben aplicar las máximas. El dinero puede ser reemplazado por tareas comunitarias hasta tanto cumpla con la pena aplicada. De no ser así, se aplicaría un arresto en días, que contemple, el importe correspondiente.

En caso de conductores menores o no habilitados, se deberán hacer cargo y notificar de las infracciones a sus protagonistas, o quienes ejercen la patria potestad, quienes respondan por sus protegidos.

Existen comunas donde ya están estas normas, aplicables entre otros, a lugares bailables. Sintetizando, todo lo nuevo regional que se haga, deberá respetar la mejor convivencia social., apuntando siempre a mejorar la educación vial y de otras actividades, sin ser represoras o confiscatorias.

La sociedad necesita erradicar la violencia instalada en sus calles, no por casualidad, pero si por casualidad, de muchos que, en las sombras, aprovechan estas circunstancias, para acarrear agua a su molino.

Nadie puede ni debe hacerse el distraído. Para eso tenemos que trabajar intensamente, utilizando jurisprudencia existente. Consultando a quienes han avanzado en la problemática y por sobre todas las cosas ser corresponsales de las determinaciones consensuadas.

No se puede ignorar, por ejemplo, el uso obligatorio del casco, en motos o el exceso de personas transportadas en la misma. El uso indebido de la telefonía celular, en cualquier transporte que uno conduzca.

Respetemos las señales y todo resultará mejor. Respetémonos entre nosotros, para luego no pedir justicia, que muchos transgredimos sin miramientos, sin medir las consecuencias.

por Mario Corsiglia

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